El antiguo partido conservador italiano Fuerza Italia liderado por Silvio Berlusconi -no confundir con la actual Fuerza Italia fundada en 2013 como continuación de El Pueblo de la Libertad (PdL), agrupación que englobaba desde "socialdemócratas" procedentes del defenestrado Partido Socialista Italiano (PSI), pasando por multitud de liberales, hasta neofascistas procedentes del Movimiento Social Italiano (MSI), y de la que también es presidente Berlusconi hoy-, intentó en 2002 modificar el Estatuto de los Trabajadores.
Entre otras cosas, aquella reforma laboral permitiría que en el caso de los despidos improcedentes, los trabajadores italianos no tuvieran derecho a indemnización o a la readmisión. El intento desembocó entonces en la convocatoria de una huelga general. Se trata del artículo 18 del aludido Estatuto. Esto sólo es información general, de la que se puede encontrar en la red.
Hoy, a 2014, es el Partido Democrático (PD) -formado por los liberales de La Margarita y por los también dudosamente "socialistas" de Demócratas de Izquierda (DS) cuyos militantes proceden en su mayoría del extinto, ya en sus últimas antes de transmutar definitivamente, ultrarreformista Partido Comunista Italiano (PCI)- quien quiere continuar la reforma laboral que el empresario Silvio Berlusconi no implantó en su día.
Algo me dice que la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), en la línea que marcan la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y la Confederación Sindical Internacional (CSI) a las que pertenece -como CCOO en España-, también tiene a sus cúpulas manteniendo el sindicato al servicio del pacto social en lugar de la clase trabajadora.
Pero ello no debe hacernos olvidar, además de a la pequeña parte de la CGIL que todavía es combatiente -para evitar generalidades; en España fueron, últimamente, los mineros del carbón-, que la Huelga General no es de ellos, sino un derecho colectivo de los trabajadores; de lo contrario estaríamos haciendo lo mismo que los esquiroles de la ADESORG aquel 29 de septiembre.
Los sindicatos pactistas llevan demasiado tiempo frustrando a los explotados; frustración que luego acaba canalizada en los derroteros del totalitarismo. Sólo de pensar que las elecciones municipales, y luego las generales, que vienen aquí en España va a hacer que el partido del capital se mantenga a la espera de su próxima ofensiva contra la clase trabajadora, y esto a su vez va a ser tomado como excusa por los sindicatos mayoritarios para no luchar por la huelga, mientras dichas ofensivas sólo son cambios cuantitativos y cualitativos a peor pero la explotación y la miseria son permanentes y la viven los trabajadores cada día, me pongo realmente malo.
Solidaridad con los trabajadores italianos. Por la Huelga General.
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