.

Espacio de producción propia, reproducción ajena y discusión de teoría analítica sobre estructura, relaciones y cambio sociales, y de difusión de iniciativas y convocatorias progresistas.

viernes, 20 de octubre de 2023

Guerra de Israel contra Gaza: las principales potencias echan gasolina al fuego del apartheid



Por Arash

El grabarse tantas imágenes de los miles de críos asesinados por los agresores israelíes solamente en estos días que llevamos viendo de campaña de ataques aéreos y artillería sionista, de sus padres desconsolados o enloquecidos y de sus madres rabiosas ante los cadáveres de sus hijos con las caras hinchadas o descuartizados por las bombas, ya le dan a uno ganas de desaparecer por la impotencia e inmolarse frente a este lunático de Netanyahu, llevándose de paso a todos los hijos de puta posibles de entre sus colaboradores, que los tiene y muchos, en las altas instituciones de EEUU y también de la UE. Estos últimos deberían haberlo tenido seriamente en cuenta en la elaboración de sus planes de prevención y acción contra la radicalización y el terrorismo islámico tanto fuera como dentro de nuestras fronteras, por el resentimiento que genera en las víctimas aquellas barbaridades que nadie en este mundo tendría que experimentar. 
 
En lugar de aprender y sacar lecciones, estos dirigentes tan leales y obedientes sin  otra política exterior que la que marquen los amos del imperio declinante, terminarán sacando partido del nefasto efecto de dicho dolor incalculable, el indeseable terrorismo que decíamos, para restringir los derechos y las libertades democráticas de expresión, de manifestación, de circulación y otras muchas, como ya se está haciendo en Europa con el pretexto de mantener el orden, que sin duda se desestabilizará por muy diversas razones, y las acciones de los "lobos solitarios" podrían ser tristemente una de las más nefastas e inconvenientes que contribuirán a reforzar las líneas autoritarias de nuestros gobiernos y parlamentos. 

Por nuestra parte, entre los occidentales, cuando se pasara el efecto sorpresa de los acontecimientos y bajase la temperatura derivada de la horrorización en notables sectores de la sociedad en este continente, que ya parece que vamos en camino, se tendría que mantener una presión intensa y consciente hacia nuestros gobiernos para denunciar la guerra y a sus cómplices, por incómoda que le resultase a cualquiera, porque aún sin el silencio de alguien de menguada proyección mediática nadie va a juzgar al primer ministro israelí, como no lo hicieron con Bush (el hijo tonto) tras la muerte de 1 millón de iraquíes en la invasión estadounidense, la segunda guerra del Golfo.

Aquel a quien llaman 'Bibi", un nombre familiar que se emplea para referirse a un infraser tan vil y despreciable, muy probablemente saldrá de rositas como lo hicieron tras la segunda guerra mundial, el conflicto más letal jamás conocido a lo largo de la historia, tantos cargos alemanes reciclados pero autores del Holocausto, en el que las víctimas eran judíos, comunistas, homosexuales, intelectuales, artistas, disidentes de todo tipo y orientación sexual, ideológica o de opinión. Es ya viejo hecho conocido que el prejuicio puede tener todas las direcciones y sentidos imaginables.

El asedio del gueto de Gaza no ha alcanzado la magnitud de muerte que los perpetrados entonces por los nazis hitlerianos, pero crea precedente en un sentido parecido (1 de cada 4 viviendas destruídas en Gaza hasta la fecha, privación de agua y alimentos a 2 millones y medio de habitantes, etc) tal y como lo hace la restricción de derechos civiles antes mencionada, o como lo hizo la censura de medios de comunicación rusos, en lo que constituyó una violación flagrante del derecho comunitario, tras lo cual se restringió también, a la inversa, la actividad de los principales medios de Europa occidental en Rusia. Si aquello no tuvo mayores consecuencias en el Tribunal de Justicia de la UE, ¿habría de tener alguna en la Corte Penal Internacional la transgresión del derecho internacional por parte de los violadores sionistas? 

Resulta patético escuchar a Scholz, Von der Layen o Borrel intentando mantener la reputación de la UE ante la omisión continuada de sus supuestas responsabilidades humanitarias por los crímenes del Estado de Israel en Palestina, reprochando para ello, de forma ya no explícita, los de la Federación Rusa en Ucrania, o aplaudiendo también el pacto entre Biden y Netanyahu de la entrada de 20 putos camiones desde Egipto por el paso de Rafah, también bombardeado varias veces por las huestes de Netanyahu, mientras el emisario en el Consejo de Seguridad de la ONU de la administración del propio Biden veta la petición de una tregua para permitir la entrada de agua, alimentos, medicinas y combustibles. 
 
Al pretender sostener la imagen de humanidad ahora tan dañada de la UE, así como la credibilidad tradicional de esta organización supranacional como declaradamente comprometida con la justicia ante el grueso de sus poblaciones, los representantes europeos se han vuelto otra vez impotentes, como si fueran peones de obra tratando en vano de salvaguardar la estructura endeble de un hospital en la mirilla de alguna lanzadera de misiles, o médicos buscando proteger sin corriente eléctrica la salud del millar de enfermos y refugiados que lo abarrotasen bajo un escuadrón de bombarderos.

A parte del cobarde ataque no reconocido contra Al-Ahli, el hospital cristiano baptista en el que fueron aniquiladas prácticamente de un plumazo 500 personas entre heridos, niños o huidos del norte, ya han disparado contra unos cuantos hospitales más, instalaciones de la ONU, además de ambulancias, viviendas y zonas residenciales, escuelas, caravanas y muchedumbres indefensas a las que tendieron una cruel emboscada, tras haberles "sugerido" engañosamente a los refugiados que si salían de sus casas y se dirigían hacia el sur, previa amenaza de la previsible e inminente invasión de lo que les quedaba de su hogar, a lo mejor se librarían de la muerte. Pero ahora les quedará a los supervivientes aún mucho menos porque nada, ninguno de sus familiares habían de escapar de las bombas y los misiles del "ejército más moral del mundo" de la "única democracia de Oriente Medio", que es como denominan a estos exterminadores racistas, supremacistas étnicos y religiosos, criaturas del imperialismo nacidas de los artífices del Plan de Partición de 1947.
 
Me preocupa la desintegración de la UE porque la alternativa parece hoy el nacionalismo tan repugnante como siempre, el proteccionismo de los intereses económicos de cada cortijo privado del capitalismo global multipolar pero de lo que se trataba era de buscar otras vías con vistas a una sociedad en la que hubiera espacio para la solidaridad y sin embargo, hoy no quedan organizaciones de clase, políticas o sindicales, con tal disposición.
 
En cuanto a la cuestión relativa a la partición de Palestina en 1947 y la inmediata creación de Israel un año después, no tengo ninguna duda de que los Acuerdos de Oslo, suscritos en 1993 por el histórico dirigente de la valiente resistencia palestina, fueron una gran cagada sideral, entre otras razones porque Israel se los ha estado pasando por el forro de los cojones con impunidad desde el minuto cero gracias a todos sus socios más o menos inmediatos. La duda que me queda es si Yasser Arafat se había desviado de la causa contra la opresión al haberlo hecho o si, por el contrario, para aquellas fechas ya no quedaba más remedio que aceptar esa derrota, que lo es en todo caso de una batalla puntual, no de la agotadora lucha diaria de los maltratados por existir.

Por supuesto, la figura de Arafat es muy respetada en toda la dividida Palestina y esto lo saben hasta los islamistas: por eso los santuarios u homenajes dedicados a su memoria no son profanados ni saboteados ni siquiera en Gaza, a pesar de que es allí donde Hamás tiene una mayor posición de fuerza, aunque también mantenga apoyos o simpatías entre parte de los cisjordanos, que es en lo que se apoya el criminal orejudo para justificar la acción anticivilizatoria de su gobierno y lo que muchos consideran ya que toma el rumbo de un abierto genocidio. Habría que preguntarse cuál era la influencia real de Fatah más allá de los lugareños, es decir no sólo entre los palestinos sino en los países de la mal llamada comunidad internacional.

¿Acaso Arafat se precipitó al firmar los acuerdos, desperdiciando así las fuerzas que brindaba la organización? ¿O será que a esas alturas ya no había más remedio, y precísamente por eso aprovechó en gran medida tales fuerzas todo lo que se podía? Un sector mayoritario de Fatah y muchos de los miembros de la OLP aceptaron los acuerdos, mientras que otro segmento minoritario de aquella se declaró en intifada junto con otros partidos miembros que también los rechazaron.

En cualquier caso fue el fracaso de aquella opción del Estado único, la apuesta original de la OLP, la que condujo al fracaso de la "solución de dos Estados", adoptada sin embargo en la ONU y de la que ya se habían advertido cuáles eran sus verdaderos objetivos, que eran los que tenían los vencedores de la primera guerra mundial, y Estados Unidos tras la segunda. ¿Le extrañan a alguien los asaltos o intentos de asaltos a embajadas o consulados de Francia, Reino Unido y EEUU en diversos países por las amplias masas enfurecidas, desde el Hezbolláh hasta los comunistas en el Líbano, pasando por las protestas de distinto signo en Túnez, Egipto, Yemen, Siria, Irak, Arabia Saudí, y fuera de los países árabes, en Turquía, en Irán o en Pakistán?
 
Es decir, ¿cómo iba a ser una solución el que hubiera dos Estados en la histórica Palestina? Con ello se trataba fundamentalmente de la ubicación de un emplazamiento comercial estratégico, y de paso un polvorín disponible para esos hipócritas que se galardonaban a sí mismos como los representantes del mundo libre, cosa que tampoco son ninguna de las superpotencias económicas o militares contemporáneas. No sólo fracasó aquel objetivo histórico de la OLP, sino que ni siquiera la "solución de dos Estados" ha sido respetada en ningún momento por las sucesivas autoridades políticas de Israel, que no olvidemos que también cuenta con sus bandas terroristas de colonos paramilitares.

Por el contrario, la opción del Estado único que se ha estado imponiendo por la fuerza militar y paramilitar es muy distinta porque se trata de un Estado judío, o sea, confesional, de acuerdo al régimen segregacionista y discriminatorio hacia el que no comulga con la secta dominante o con la ideología allí vigente (han habido sectores muy minoritarios de rabinos y ciudadanos israelíes críticos con la orientación de sus autoridades) y lo que se especula hoy como posible solución de Estado único, que se lee entrelíneas que sería algo más semejante al cuestionable sistema actualmente vigente en el Líbano, país que no está nada claro que se vaya a librar de la violencia sectaria, podría tender a parecerse también a lo que ya sucede quizás no tanto en las ciudades mixtas, construidas para concentrar a los no judíos, pero sí en los territorios ocupados. 

¿Qué pasa con los extensos sectores radicalizados de la población israelí? ¿Acaso desaparecerían estas confiscaciones ilegales, los linchamientos, las detenciones "administrativas" (ejecutadas por la policía israelí sin orden judicial) en las propias casas, los asesinatos, y todo tipo de vejaciones y perjuicios cotidianos que por cierto ya padecen los cisjordanos de las áreas B y C y ocupadas, sólo porque a todos estos o a los gazatíes les dieran la ciudadanía de Israel? ¿Se puede ocultar el fracaso estrepitoso de lo que en su día se presentaba como solución? Eso que se presentase como solución alternativa de la anterior, ¿se correspondería más o menos con el proyecto sionista impuesto sobre Palestina?

Tampoco hay que olvidar que Al-Fatah era una organización político-militar, pero los Acuerdos de Oslo implicaban entre otras cosas el abandono de la lucha armada. Esto es, que desde 1994, cuando se supone que estos iban a entrar en vigor de forma integral, no sobre todo en lo que más le interesaba al Estado israelí, todas esas competencias que hasta entonces se correspondían con las milicias armadas de Fatah se transfirieron, en principio, a lo que a partir de 2013 se conocería irrisoriamente como el Estado de Palestina, por decreto de Mahmud Abás. 
 
Ello implicaba que la policía palestina, las fuerzas de seguridad de lo que siempre habíamos conocido, desde la nakba, como la Autoridad Nacional Palestina, dependiente del gobierno reconocido de acuerdo al derecho internacional, esto es el sostenido por Fatah, y más allá de la molestia que ha provocado el que este partido no haya convocado elecciones desde 2005 y 2006, pasaría a colaborar en materia de seguridad fronteriza con los militares israelíes, algo con lo que no están de acuerdo todos los palestinos, o que han sabido explotar determinadas facciones políticas distintas. 

Mientras que el candidato de Fatah, Mahmud Abás, había ganado las elecciones presidenciales de 2006, el Movimiento de Resistencia Islámica, Hamás, había ganado las elecciones parlamentarias de 2005 a través de su candidatura de Reforma y Cambio. Sus apoyos han podido crecer precisamente por la desafección hacia Fatah, mientras que otros palestinos se han vuelto desafectos tanto a Hamás como a Fatah, lógicamente cansados de vivir durante décadas en un contexto bélico y de represalias materializadas en la forma de cortes continuados de la luz y, en general, de un suministro más que insuficiente de energía y todo tipo de bienes y servicios, que llegó a tener doble responsabilidad en el caso de la Franja de Gaza. 

A este último territorio se le restringía el acceso energético no sólo desde Israel, sino también desde la propia Cisjordania durante los años duros de rivalidad interna. Sólo las constantes agresiones y violaciones israelíes pudieron apaciguar las tensiones entre ambas posiciones nacionales, para terminar el pueblo palestino en la terrible situación que estalló con los también terribles ataques de Hamás el pasado 7 de octubre, antes de los cuales las fuerzas armadas isreaelíes ya mantenían una guerra de baja intensidad o castigo contra Gaza mediante "demoliciones" regulares a distancia, lo mismo que contra Cisjordania vía leyes excepcionales y dictámenes judiciales contra los palestinos o encarcelamientos arbitrarios de manera sumarísima, eso sin contar las provocaciones como la del desalojo de la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén mediante granadas aturdidoras.

La política sionista del apartheid ha consistido no sólo en impedir todo lo posible la creación de vínculos personales entre judíos y árabes palestinos que quedaron dentro del perímetro israelí, de lo que las ciudades mixtas serían quizás una tendencia excepcional de convivencia, sino también el de cortar los que ya existían entre los gazatíes y los cisjordanos, por ejemplo limitando la obtención de permisos de tránsito entre uno y otro lado para bodas solo a los familiares de primer grado de consanguinidad, mediante esperas interminables en pasillos enjaulados para acudir al puesto de trabajo, o creando nuevos asentamientos al oeste del Jordán.

Y por supuesto levantando el muro y militarizando fronteras con la mala excusa del lebensraum o espacio vital, eso mismo a lo que en su día recurrió el führercito del Tercer Reich y que tanto les sirve de nuevo al orejudo y estos otros nazis en la justificación de su victimismo expansionista. Su proyecto es una basura tan apestosa y podrida como la de tradición antisemita que, dejando ahora de lado el hedor y las declaraciones del polítiquerío ultra y derechista de nuestro país, también ha tomado una fuerza peligrosamente descomunal para nuestras libertades en varios continentes, además de haberlo hecho en Europa.

También lo consiguieron mediante un trato de favor hacia Hamás en el pasado, a pesar de que eran adversarios militares de sus milicias armadas, las Brigadas de Al-Qassam, con el fin de desbancar y dividir a lo que estaba siendo principal de la resistencia, la organización secular y el proyecto del Estado laico  que en su día lideró Fatah en la región de Palestina. Pero es ese mismo expansionismo israelí el que hace posible preguntarse, por otro lado, cuándo el fusil se vuelve la única salida. No pretendo insinuar que ese fuera el caso, algo que desconozco por completo, sino solamente mencionar que si se quisiera entender a todos los actores habría que ir sin duda más allá de las versiones mascadas que cada bloque politico-mediático internacional aporta sobre los demás, aunque ni eso ni la clara asimetría y aplastante superioridad técnica de Israel, objetivada por el momento ya en 3500 palestinos asesinados en Gaza, no implica en absoluto olvidar ni ignorar la tradición islamista de Hamás o lo brutal de sus incursiones en las cercanías de Siderot. 

No creo que Hamás en Palestina, ni que Hezbollah, que tiene filiales en diferentes países aunque fue creado en el Líbano, y lo mismo me sucede con algunos otros movimientos, sean necesaria y respectivamente "los brazos armados" de Qatar e Irán, como habitualmente se presenta en los interesados reduccionismos de la geopolítica en declaraciones de autoridades y medios de comunicación: otra cuestión es la dependencia económica y financiera, militar, y en gran medida hasta ideológica que mantengan de los regímenes de tales países, que no se traduce cómo y en lo que interesa que se esté creyendo. ¿Todo es absolutamente un enfrentamiento entre grandes mandamases? ¿No hay ninguna fisura por la que poder erosionar o cuestionar la opresión venga de donde venga? No tengo las respuestas de dónde podrían encontrarse, sólo comparto algunas preguntas.

De la misma manera no hace tanto que se repetía constantemente, y aún se sigue haciendo, el mantra aquel de que los grupos, gobiernos u organizaciones de distinto tipo no podían coaligarse o mantenerse neutrales si unos y unas eran chiítas y otros y otras era sunitas y, sin embargo, las tensiones y la crispación entre las petromonarquías árabes y la cercanía de alguna de ellas con los ayatolás iraníes ponen de manifiesto lo no siempre verídico de tales consideraciones. 

Lo dejo aquí. De momento continúa el torrente de datos que están llegando a través de diferentes canales y, más allá de las abstracciones a las que se recurran para interpretarlos, irán quedando más pruebas de la devastación material y humana en esa región tan olvidada del planeta como también lo es Yemen, asediada por otros socios cercanos de países occidentales.