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Espacio de producción propia, reproducción ajena y discusión de teoría analítica sobre estructura, relaciones y cambio sociales, y de difusión de iniciativas y convocatorias progresistas.

viernes, 29 de abril de 2016

1º de Mayo: sobran los motivos para la lucha

Por Espacio de Encuentro Comunista

Como comunistas, nuestro deber es romper eso que llaman paz social, que no es otra cosa más que aceptación resignada de la explotación.

El constante empeoramiento de las condiciones de vida de las clases trabajadoras no es consecuencia de la corrupción de un puñado de políticos, ni de la gestión de un gobierno reaccionario, ni el resultado de un repunte de la crisis económica. Esto se llama lucha de clases.

La caída de la tasa de beneficios del capitalismo significa que van a procurar explotarnos más, disminuir la masa salarial, incrementar la jornada laboral y recortar las prestaciones sociales, es decir, eliminar formas de salario indirecto y diferido como son los servicios públicos o las pensiones. Esto tiene un efecto especialmente negativo en las mujeres de clase trabajadora, ya que, al carecer de medios para adquirir estos servicios en el mercado, hace recaer sobre ellas (sobre su trabajo impagado y no reconocido) todo el peso de la reproducción de los trabajadores y las personas dependientes. De los recortes en las pensiones también se llevan la peor parte, pues son las mujeres quienes acaparan los contratos a tiempo parcial y eventuales e incluso el empleo sumergido, que no cotiza.

La solución no vendrá de la mano de ningún candidato mediático, ni de tertulianos convertidos en tribunos de la plebe. Mientras no encuentren una oposición contundente y no se lesionen sus beneficios, tendrán vía libre para seguir esta senda.

No hay espacio ya para seguir practicando el sindicalismo de concertación y de co-gestión de las políticas económicas que venimos conociendo desde la transición. El capital ya no tiene interés en mantener un nivel de consumo elevado entre las clases trabajadoras; ese añorado Estado del Bienestar sólo se mantuvo mientras había una palpable amenaza de cambio revolucionario. Dejemos de alimentar la ilusión de que se puede recuperar.

Desde los Pactos de la Moncloa de 1977 –que imponían la pérdida de salario para conseguir la respetabilidad de nuevos actores dentro de la monarquía parlamentaria- hasta la Reforma de la Jubilación de 2011 –que alargaba la vida laboral y disminuía las pensiones -, los acuerdos firmados han supuesto cesiones sin contrapartidas visibles. Esta política de pactos sólo ha contribuido a fortalecer a determinados aparatos sindicales, lo cual es muy distinto que beneficiar al conjunto de la clase obrera.

Nuestra referencia la constituyen una serie de luchas consecuentes de la clase trabajadora: la movilización de los mineros, la resistencia de la plantilla de Coca Cola, las huelgas de los barrenderos de Madrid, de Panrico, de Movistar… Desde la firmeza, desde la unidad en la lucha, desde la conciencia de clase, estos compañeros y compañeras son la prueba visible de que es posible vencer.
Una premisa indispensable para triunfar en esta batalla es que ejerzamos nuestra solidaridad como clase con los focos de resistencia obrera. El movimiento vecinal y todos los organismos populares deben arropar a los sectores en lucha.

El movimiento obrero tampoco debe olvidar nunca que su horizonte es la consecución de una sociedad sin clases. Si carecemos de este referente político, todos los triunfos acabarán por ser victorias pírricas. Esas mejoras de orden material, que tanto esfuerzo cuesta lograr, pueden perderse en cuanto bajemos mínimamente la guardia, porque esta es la esencia del capitalismo.

La necesidad de que el movimiento obrero tenga un carácter sociopolítico y no se limite a las reivindicaciones económicas más inmediatas no se debe confundir ni con el sectarismo ni con la acción sujeta a consignas partidistas o electorales. Este carácter sociopolítico se traduce en la necesidad de enfrentarse al racismo y el imperialismo, asumir la lucha contra las discriminaciones que sufren las mujeres, enfrentar las políticas de ajuste y privatización que emanan de la Unión Europea, denunciar la creciente represión contra los movimientos populares, hacer nuestra la lucha contra los desahucios, oponerse con fuerza al TTIP (que amenaza con derribar los últimos obstáculos que ejercían las legislaciones estatales frente al liberalismo más salvaje), o denunciar la deuda que han contraído los estados como el resultado de socializar las pérdidas de los especuladores privados.

La clase obrera es la única fuerza capaz de emancipar a la sociedad. La clase obrera debe tomar el poder.

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Enlace de la fuente original.

martes, 26 de abril de 2016

Por un Primero de Mayo de los trabajadores

1º de Mayo de 1936, c/ Recoletos, Madrid
He aquí una publicación del anarquista de origen alemán y sindicalista Adolf Fischer, aparecida en el periódico obrero de lengua germana de Chicago «Arbeiter-Zeitung», cargada del fervor revolucionario propio de alguien a quien le impulsa en su participación en la lucha la convicción de la necesidad de que la clase trabajadora se una por su liberación colectiva y la emancipación de su trabajo, cuyas consecuencias más humanas, aquellas más gratificantes y elevadas, son arrebatadas por la burguesía, enajenada en su ociosidad, a cambio del sudor, el dolor, la sangre y la muerte que le deja por sustitutos de sus productos sociales.

Este breve pero condensador escrito, elaborado un día después de la brutal represión de una histórica huelga convocada el día 1 de mayo de 1886, que rondaba ya las 72 horas de duración, y uno de cuyos reclamos principales que motivaron la represión y las ejecuciones policiales de obreros era el reclamo por las 8 horas, le llevó a él y a sus compañeros a la horca el día 11 de noviembre del año siguiente. Los opresores, como lo hicieron entonces, sacrificarán una y otra vez a un proletariado que no esté erigido en dueño único de su propio destino.

"Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!

¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros.

¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.

Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.

Es la necesidad la que nos hace gritar: ¡a las armas!

Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino ociosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden...

¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!

¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!"

(Adolf Fischer, en «Arbeiter-Zeitung». Chicago)

Si sabes que perteneces a la clase de los explotados, aprovecha este 1º de Mayo para olvidarte de una vez de incluir a los verdugos en la protesta social y de demás 15-memeces, y reivindica la exclusividad de la clase trabajadora en el liderazgo de las luchas en las que le corresponde ser protagonista.

miércoles, 20 de abril de 2016

La "Nuit Debout": el papel de la izquierda en el fortalecimiento del populismo

Por Arash


¿QUÉ CLASE DE TENDENCIAS POLÍTICAS CATALIZARÁ LA "NUIT DEBOUT" FRANCESA?

En un desilusionante artículo de hace dos años, que llamé "Asistiendo impotentes a las excavaciones de lo que serán nuestras propias tumbas" [1], intenté dar unas pinceladas superficiales sobre los fenómenos indignados, en España e Italia, de hace ya unos años, que habrían de intentar servir para predecir, a grandes rasgos, la evolución de esta clase de movimientos de las clases medias que desde hace casi una década están de moda en "occidente" (EEUU y Europa occidental y del sur), y que recientemente tomaron como "núcleo de condensación", para la formación de una gota "más grande" e "inclusiva" (y que habrá de engullir lo que tiene a su alrededor, antes de precipitar al vacío, especialmente lo que pudiera haber a su izquierda), la movilización de la clase trabajadora francesa de la mano de una de sus organizaciones sindicales, la Confederación General del Trabajo (CGT).

Para lograr tal propósito, intenté relacionar las evoluciones de tales movimientos en ambos países y la plasmación institucional de los mismos, con la coyuntura política e ideológica que los precedían, y deduje que si uno de los productos políticos más directos y consecuentes del movimiento ciudadano y de "la gente" del 15-M, Podemos, estaba aparentemente menos a la derecha (relativamente hablando) que el movimiento de las "5 estrellas" –que apenas siquiera necesitó una transmutación significativa desde que estaba acampando en las plazas italianas hasta que adquirió personalidad jurídica propia—, era porque la sociedad italiana, y particularmente los trabajadores, estaban más desplazados ideológicamente a la derecha que en España, situación de la que, en todo caso, serían responsables los indecentes que han dirigido lo que fueron sus organizaciones.

Naturalmente aquello necesitaría entonces y ahora una comprobación más científica. Este blog nunca ha tenido, por el momento, la pretensión de sustituir a la teoría e investigación de rigor. Pero si en el proceso de elaboración del mismo, he logrado aportar un sólo grano de arena para orientar a otros investigadores a que adopten un punto de vista que les permitan desmontar lo que de verdad esconden estos movimientos, me sentiré satisfecho. Podría dramatizarse la realidad con un pedazo de papel de aluminio, en el que los fragmentos del mismo que "deben" tener relieve es algo que obedece a los dictámenes del poder, ese que tanta simpatía tiene por los procesos de movilización en cuestión tratados en este artículo.

Quizás haya realizado esa minúscula aportación asociando, como hice en el artículo de hace dos años del que les hablo, la orientación ideológica de ambas sociedades con el reflejo que esta tenía en ambos parlamentos nacionales, premisa a partir de la que procedí a la elaboración de aquel. Por aquellos tiempos se decía (y se podía comprobar) que el programa electoral de Podemos era como el de IU pero, además de muchísimo más corto (copia y pega cutre), carente de sus aristas más incómodas para el capital, entre ellas el compromiso por la República o la reivindicación por la salida de la OTAN, siendo la organización trasatlántica y la monarquía dos de los pilares que ayudan a sostener, aún sabiendo que juegan un papel complementario pero prescindible, la dominación de clase en España. En las dos últimas convocatorias madrileñas de conmemoración de la proclamación de la II República en las que estuve, no recuerdo haberles visto como parte de los convocantes.

Todo ello a pesar de que había demasiadas banderas republicanas tricolores en la "Marcha por el Cambio", aquel evento reproducido en directo incluso durante los espacios meteorológicos del telediario de La Sexta. Si aquello de verdad fuesen revoluciones o tuvieran alguna potencialidad de serlo, podría decir que el músico afroamericano de jazz Gilbert Scott-Heron estaba equivocado al afirmar que "la revolución no será televisada" [2]. Los de mi generación aún no habíamos vivido en primera persona cómo una opción electoral podía irse tan a la derecha, en lo superficial que cabe imaginarse un programa que tiene como objetivo ganar las elecciones (siempre fue de derechas en lo profundo de sus motivaciones y objetivos), incluso más rápido que el propio PSOE durante la Transición, aunque otros más "viejos" nos avisaron y algunos les hicimos caso. Otros "viejos", otros no tan "viejos", y muchos, muchos jóvenes no lo hicieron, y cayeron en la trampa del posibilismo, ya sea votándoles, o bien pensando que su llegada a las instituciones significaría algún tipo de "apertura política" que haría hueco a las fuerzas de izquierda extraparlamentaria ("revolucionaria", en el caso más esquizofrénico), o simplemente adoptando la posición del reaccionario que dice: "peor que los demás partidos no van a ser".

El caso es que, tratando de continuar en la misma línea en la que estaba cuando escribí aquel artículo (que mencionaré por última vez), creo interesante y necesario que nos replanteemos el papel (nefasto) de las organizaciones de izquierda en los últimos tiempos en lo relativo a la formación de conciencia entre los trabajadores, puesto que en última instancia ello ayudará a determinar cómo reaccionen estos últimos ante los fenómenos del estilo de la "indignación". Una militante de una de las organizaciones constituyentes del Frente de Izquierdas francés –los socios europarlamentarios de IU— , que como otros tantos de la organización están participando en los intentos de establecer acampadas en diversas ciudades francesas, le decía a De Journal du Dimanche, entre otras cosas (sensación de molestia del establecimiento de puestos de venta de kebabs y perritos calientes), la siguiente perla, que no resulta novedosa en los movimientos del ámbito de la indignación: "Ahora tenemos más miedo de la infiltración de fascistas que del agotamiento del movimiento" [3]. Tal temor no se aleja demasiado del contenido en muchas de las declaraciones en las redes sociales.

Puesto que se teme tanto la entrada de fascistas en el movimiento, cuyos participantes han sido desalojados de la Plaza de la República por las Compagnies Républicaines de Sécurité (CRS) pero que ha tenido réplicas en otras ciudades francesas [4], y a propósito de las señales que manda la sociedad francesa y las correlaciones que traté de establecer entonces, me pregunto si en un país en el que casi un cuarto de sus habitantes votó a la extrema derecha del Frente Nacional para las últimas elecciones al Parlamento Europeo –la formación que más votos recibió, incluso por delante de los conservadores— no habrá realmente elementos xenófobos en estos momentos formando parte de los "debates" "espontáneos" de la plaza parisina y de las algaradas puntuales contra la policía que se están produciendo alternativamente como parte de la transversal e inclusiva "Noche en Pie".

Queda demostrado, por los acontecimientos, no por ningún rayo de luz celestial ni por inspiración divina alguna, que los movimientos de indignados y sus productos varios, han permitido allí donde han tenido cierta consistencia, la catalización de la inclusión e infiltración de elementos de extrema derecha en la protesta social, y que difícilmente tienen cabida en la lucha menos desideologizada y más consciente del latente conflicto social capital-trabajo, así como han estado vinculados con un corrimiento ideológico general hacia la derecha que se ha materializado de diferentes y variadas maneras: perdida de peso de la reivindicación por la República o por la salida de la OTAN en España, introducción de discursos políticos y elementos xenófobos en las instituciones italianas, desideologización de las masas y creación de cabezas de turco para los auténticos vapuleados por el régimen capitalista de producción, en ambos países, que eluden la responsabilidad de la burguesía y las causas de la explotación de clase, pérdida de precisión en la identificación de los orígenes de la "crisis", que se ha desenfocado de lo económico y se ha concentrado en lo político... [5].

De este modo, no ha sido ninguna sorpresa el conocimiento de que veteranos del Movimiento 15-M, algunos de ellos pertenecientes a Podemos (como Pablo Lapuente, miembro del Círculo Podemos París), se encontraron en el fenómeno Nuit Debout y están presentes en los intentos de establecer un campamento indignado en París [6]. Estoy seguro de que los trotskistas del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) están metidos en esto, y que probablemente están aspirando ahora mismo a construir otro "frente de masas", como lo intentó IA en España, presumiblemente con el objeto de aprovechar la ocasión y hacerse un hueco entre el electorado francés. Es necesario cuestionarse si el NPA, en su vocación de montar otro tinglado parecido a Podemos en Francia con el objeto de convertir la indignación ciudadana en (re)cambio político, tomará de las juventudes del Partido Comunista Francés (PCF) o de alguna otra organización algún lidercito egocéntrico bien "formado" procedente de la Universidad.


¿POR DÓNDE COMENZAMOS A ANALIZAR LOS ORÍGENES DE LA INSTALACIÓN SOCIAL DEL POPULISMO DE DERECHAS EN ESPAÑA?

Lo que en 2007 acontece no es el inicio de una crisis estructural del capitalismo, que es remontado por los estudiosos marxistas hasta la década de los 70 y la crisis del petróleo. Es más bien, en comparación con el concepto anterior de crisis, el inicio de una depresión de carácter más local que, vistos los acontecimientos confirma, eso sí, el futuro capitalista sumido en un marco crónico de crisis estructural, sobre todo para sus mayores víctimas, que siguen siendo, en términos generales, las mismas que hace dos siglos, algo de lo que tarde o temprano no cabrá duda. La depresión local de 2007 está haciendo evidente, incluso ante los más desconocedores de economía, la crisis estructural del capitalismo, porque se está identificando progresivamente con ella.

La tasa elevada de despidos de plantilla en las empresas, el cierre del grifo en la concesión de los activos financieros (préstamos, crédito) a los que normalmente recurren las anteriores ("decrecimiento extensivo del capital financiero"), la caída del beneficio del capital industrial y comercial en aquellas que son menos competitivas, la quiebra de las mismas e incluso la posiblemente consecuente proletarización de la pequeña burguesía propietaria, y la caída momentánea del interés del capital financiero ("decrecimiento intensivo" del mismo), son algunos de los hechos más relevantes, fundamentales y característicos de este tipo de depresiones, que están interrelacionados y que explican algunas de las cuestiones de a continuación.

En las protestas ciudadanas que han tomado y toman el formato "indignado" de acampadas en plazas y espacios públicos desde 2007, no nos hemos encontrado con peticiones de productores autónomos de leche pidiendo una subida del precio mínimo de los productos de su trabajo, como lo han hecho los europeos en tantas ocasiones cada vez que se ven obligados a derramarla en señal de protesta; ni tampoco particularmente ante protestas de ferroviarios contra la liberalización de su sector laboral, como lo comenzaron a hacer en el pasado muchos trabajadores de la antigua RENFE contra su segregación y como lo continúan haciendo muchos trabajadores de Renfe Operadora y de ADIF contra la privatización que se le viene encima a tal sector; ni tampoco ante ningún reclamo, por parte de pescadores, de igualdad en las condiciones para el desempeño de su actividad; ni ante exigencias obreras del cumplimiento de las resoluciones judiciales en una expiración masiva de contratos laborales, como lo hicieron magníficamente los trabajadores industriales de la fábrica embotelladora de Coca-Cola en Fuenlabrada; ni tampoco ante reivindicaciones de comerciantes, en defensa de unas condiciones económicas más equitativas y que les permitan mayores oportunidades como aquellas de las que disfruta el gran capital; ni ante un rechazo de la eliminación de los subsidios a un sector laboral, como hizo de manera contundente la clase obrera minera y del sector del carbón en las montañas, industrias y pueblos de Asturias y León.

Entonces, ¿qué hay en los movimientos indignados? En principio, cualquier combinación arbitraria de los segmentos sociales anteriormente mencionados. Se trata de movimientos sociales que pretenden aglutinar y conglomerar en una misma protesta a clases sociales muy diferentes y, en consecuencia, a intereses muy diversos, en absoluto exentos de contradicciones.

La composición orgánica de estos movimientos es una cuestión que, a excepción de los casos manifiestos de ciertos sectores, tanto desde la derecha como desde la "izquierda", que han reivindicado abiertamente la transversalidad en las protestas, nunca ha preocupado en exceso a sus instigadores, promotores y colaboradores más ingenuos, aunque ello no significa que sus consecuencias no sean importantes y deban preocuparnos a los que tenemos conciencia de clase. La transversalidad del movimiento siempre es presentada en ellos como una virtud: el ciudadanismo del Movimiento 15-M y la obsesión religiosa de incluir en él a personas con independencia de sus planteamientos ideológicos; la posición del Movimiento 5 Estrellas contra el uso de identificativos y banderas de organizaciones políticas, las agresiones de cariz intolerante y autoritario contra quienes las portan (especialmente si se trata de militantes y organizaciones marxistas y comunistas [7]) y la intimidatoria "marea" de banderas nacionales italianas en la "Revuelta de las Horcas"; el nacionalismo del Euromaidán ucraniano, hegemónico desde los inicios de tal movimiento, su apuesta por el golpe de Estado contra un gobierno democráticamente electo, y su antagonismo con una formación a la que se le acusaba de arrebatar la soberanía nacional ucraniana (paradogicamente ha sido el gobierno euromaidanista de participación nazi al servicio de la UE el que lo ha hecho) y simpatizar con el "comunismo" del gobierno vecino de Vladimir Putin. Los intereses contradictorios quedan automáticamente ocultados, y toda iniciativa de visibilizarlos queda extirpada de la forma más censora por no ser "inclusiva". En efecto, la exclusividad de la clase trabajadora en las luchas dinamita estos "movimientos".

Así pues, como resultado combinado del discurso transversal e inclusivo y de los fenómenos más característicos de la depresión que se han citado anteriormente y que contextualizan la coyuntura actual desde 2007, no podemos más que encontrarnos con un movimiento social que nace lógicamente de la opresión de una sociedad divididad en clases, pero en el que los protagonistas son, desde el principio, la pequeña burguesía y otras clases medias que la acompañan en su capacidad adquisitiva y los niveles de renta que el estado de bienestar les permitieron alcanzar. Sólo ello puede ser coherente con el hecho de que antes de la depresión de 2007, solamente hubiese en las calles luchas aisladas de los sectores combativos y concienciados de la clase trabajadora o bien de los segmentos directamente afectados por ofensivas, en materia laboral, de la patronal que los contrata, y que después de la misma, las anteriores luchas de contenido o potencialidad transformadora hayan menguado, no se hayan extendido o, en el mejor de los casos, hayan sido silenciadas mientras que, por contra, los movimientos de cariz reaccionario hayan "ocupado" y "tomado" las calles, bendecidos y respaldados por las pantallas de las diferentes iglesias predicadoras de las nuevas religiones: los adoctrinadores y creadores de opiniones para masas.

El liderazgo burgués y de clase media de esta clase de movilizaciones, (des)orienta la protesta social que, aparentemente, tal y como se desprende de las consignas que ellos mismos lanzan a las masas, se publicita como si su vocación fuera la de satisfacer los intereses nacionales, pero que desea para ello la colaboración de las clases oprimidas con sus opresores y la reproducción del sometimiento a la dominación capitalista, puesto que son estas, la lógica y las ideas que legitiman y sostienen, respectivamente, su privilegiada posición social. Estas movilizaciones, pues, ocupan el espacio que debiera ocupar un movimiento de liderazgo obrero en pro de la aceptación de la rotura del pacto social inaugurada por el capital, y oponen frente a él, el consenso y la negación de la lucha de clases, abriendo el telón de un escenario en el que cada vez caben, e irán cabiendo, más correlaciones con el contrarrevolucionario período de entreguerras del que fue testigo Europa, en el que se rompieron, ya por segunda vez en la historia moderna, unas débiles relaciones internacionales, fracasó rotundamente la Sociedad de Naciones, y quedaron aislados los procesos de emancipación en curso.

La autoproclamada "izquierda radical", heredera del nuevo itinerario que se había diseñado para el resto de las izquierdas hace ya casi medio siglo, y que pretende reeditarlo en los mismos términos estos días allí donde nació, no podía, ante esta situación, sino ver una oportunidad para introducir estos elementos reaccionarios en la protesta social y en sus clásicos contenidos reivindicativos de izquierda, y contaminar el significado progresista que la caracterizaba, predicar la "transversalidad" en las luchas, y llamar a la "inclusión" de las clases poseedoras, encuadradas en diferentes "movimientos sociales" (en esta ocasión, el movimiento ciudadano), en las movilizaciones obreras y de clase, que finalmente terminarían diluyéndose en ellos.

Y con esta "izquierda radical" parece conectar, con bastante correspondencia, la mal llamada Izquierda Anticapitalista Europea y, en concreto, lo más indecente del trotskismo, heredero del Secretariado Unificado de la IV Internacional y que ha jugado un papel trascendental desde la "izquierda" en la génesis de los movimientos de ciudadanos "indignados", con unos antecedentes importantes que se deben conocer para tratar de ubicar su posición con respecto a los mismos y, con ello, desenmascarar el respaldo que desde la izquierda se pudiera prestar a una protesta de tintes conservadores y de propósitos que desequilibran, cada vez más y apuntando hacia la irreversibilidad, la dinámica de la lucha de clases del lado de la clase burguesa.

La Izquierda Anticapitalista (IA) española adelantó muchos de los cambios que, a lo largo de la trayectoria del Movimiento 15-M y sus productos, vimos acontecer.

Tal y como informó la web eldiario.es el día 21 de enero de 2014, el órgano ejecutivo de Izquierda Anticapitalista (IA), la Secretaría Confederal, emitió un boletín interno para el resto de la organización política [8]. Hay varios aspectos reseñables del boletín, tanto en la Resolución elaborada por tal secretaría, como en sus propuestas de cara a las elecciones al Parlamento Europeo en 2014. Me centraré en el primero de los dos.

La coyuntura que advierte la Secretaría General de IA en el boletín es caracterizada como "volátil y explosiva", así como "testigo de una guerra de posiciones". La estrategia de IA en el contexto de la depresión económica que comenzó en 2007 consistía en la puesta en práctica de una "táctica [que tenía que ser] extremadamente flexible [...], y en el que la dinámica ensayo-error [jugase] un papel fundamental [en la recomposición de] la izquierda alternativa". ¿Estarán los disconformes de IA con Podemos preparando el segundo "ensayo" en Sol, después del primer "error" de su táctica "extremadamente flexible" y aprovechando el tirón de los indignados de "Nuit Debout"?

Aunque probablemente no acierte en dar con las fundamentales, trataré de desarrollar brevemente tres cuestiones que creo que rodean todo el proceso de (re)cambio político iniciado en España aquel 15 de mayo, que han tenido o bien tintes liberales, o bien abiertamente conservadores y antiliberales (distinción de la que en este artículo no voy a ocuparme); cuestiones que intentan arrojar luz sobre cómo la "izquierda" trabajó para la derecha, problema sobre el que ya se ha reflexionado de manera mucho más inteligente [9], y que tratan de concienciar sobre estos procesos de lavado de cara del sistema, a propósito del fenómeno "Nuit Debout" en Francia. Estas cuestiones tienen que ver con: la antipolítica y el antiparlamentarismo reaccionario, el deseo de profundizar en la democracia liberal, y el desplazamiento de la izquierda socialdemócrata por la derecha populista.


1. PLANTEAMIENTO DE UNA CONFLUENCIA CON EL ACTIVISMO SIN PARTIDO

Ha habido momentos en la historia en los que determinadas coyunturas políticas han sido un obstáculo para la tendencia económica capitalista mundial. En realidad, toda la coyuntura política actual en casi todo el mundo lo es, en la medida en que el Estado de bienestar aparece, en los países que han tenido el privilegio de conocerlo y experimentarlo, como el último enemigo a abatir por parte de un capital que lo domina prácticamente todo desde finales del siglo XX y que desea obtener, antes de su derrumbe, sus últimas rentas arrebatando las rentas y los derechos de la clase trabajadora. La anarquía de la producción sigue y seguirá siendo el sueño y el objetivo de los capitalistas. Pero en esos momentos puntuales a los que quiero referirme, la proporción con la que una coyuntura política es un obstáculo para la dinámica del mercado es mucho mayor que en "tiempos normales", o quizás sea más correcto decir que, en dichos momentos, tal coyuntura pesa más porque lleva incorporadas las libertades democráticas, que son parte del obstáculo a la evolución de la economía capitalista. 

La dictadura militar franquista no fue un obstáculo a tal dinámica económica hasta, al menos, la segunda mitad del siglo pasado. Cierto que los Pactos de Madrid, firmados en 1953 por Dwight Eisenhower –por entonces presidente del país norteamericano, el "centro neurálgico del capitalismo"— y el tirano Francisco Franco, no parece indicar precisamente que el franquismo significase un obstáculo para el mercado capitalista incluso a partir de los años 50, cuando el "mundo libre" de Occidente vio una oportunidad en el régimen fascista para combatir el comunismo, cruzada anticomunista a la que, dicho sea de paso, se sumó ese engendro socialdemócrata partidario de la "Tercera Vía".

Estoy mucho menos capacitado para hablar de la dinámica económica, que del modelo político (no soy ni quiero ser politólogo como otros; es que la economía tiene su punto de dificultad), pero en cualquier caso la economía capitalista española durante el franquismo no podríamos catalogarla fácilmente como liberal, sino más bien como autárquica y relativamente aislada con respecto a como lo es hoy en día. Ni la existencia de la "democracia orgánica" ni de las Cortes Españolas (funcionamiento corporativo) eran deseables, si lo que se pretendía era crear la ficción de que un sistema productivo profundamente antidemocrático y generador necesario de desigualdad social, se "cura" y se subsana mediante un sistema político de esos que hoy llamamos "democráticos". Muy posiblemente sea cierto que en España apenas existía una burguesía democrática [10]. Sólo en el caso de que hubiera existido, la clase trabajadora hubiera podido y debido establecer, legítimamente, relaciones puntuales con ella, con el objeto de restaurar un régimen de libertades políticas.

En algún momento de la segunda mitad del siglo pasado, pues, a pesar del mencionado elemento excepcional militar y represivo permanente del franquismo, puede interpretarse un punto de inflexión y el comienzo de una situación política y económica que supuso un "bulto" demasiado grande con el que el "democrático" occidente capitalista liberal tenía que cargar. También en lo relativo al mercado español, restringido hasta el momento para el capitalismo europeo.

En cualquier caso, lo que debería quedar claro, es que la actual coyuntura política, que se puede considerar lo suficientemente distinta del franquismo en materia de libertades –no estoy hablando, obviamente, en términos dinámicos, sobre la tendencia futura que señalan las nuevas legislaciones de la mano del PP, como la "Ley Mordaza"— no es una tal que pudiera justificar una colaboración en estos términos, en base a diluir el papel de la clase trabajadora en la lucha social, en el disolvente de una burguesía que, o bien es incapaz de aportar lo necesario para dotar a las protestas de capacidad de transformación social, o bien apunta claramente hacia un futuro antidemocrático.

Ya tenemos una democracia liberal. Y esta no está cuestionada, por el momento, por ningún proyecto democrático socialista, sino por una alternativa bien conocida de la dictadura "democrática" del capital: la dictadura abiertamente fascista, latente no sólo en España sino también en gran parte de Europa. La satanización masiva de la representación política, de los partidos políticos y las instituciones públicas, y el nulo o mínimo cuestionamiento del capitalismo, el mundo privado y el poder, así lo indica.

¿Cómo se posicionó IA a este respecto? ¿De qué manera se sirvió IA de la hostilidad antipolítica y reaccionaria, en el terreno ya preparado antes por la depresión iniciada en 2007 y amplificada por los medios de instrucción civil de masas? En el punto c) de la Resolución en cuestión, IA planteaba las Elecciones al Parlamento Europeo de 2014, como una oportunidad para "avanzar en la construcción de Izquierda Anticapitalista y de espacios amplios de ruptura, confluyendo con sectores del activismo sin partido y otras capas de la población que buscan algo diferente a la izquierda tradicional".

Si lo que pretendían era construir Izquierda Anticapitalista como un espacio de orientación de la lucha, podemos inferir que su planteamiento, del que ha de derivarse su fracaso, era erróneo porque lo que antes era un partido político, hoy es sólo una asociación integrada y absorbida en la organización que diseñaron. Si el programa de IA llegó a estar realmente presente en Podemos, la organización que crearon y que pretendían domar como si hubieran entrado antes a ella, poco éxito ha tenido su estrategia importada, en parte, del planteamiento trotskista y poco ha ayudado la misma a la izquierda, salvo que se piense que esta última sólo tenía que "romper" el bipartidismo o cambiar el funcionamiento de los partidos. De todas formas, se buscaba, tal y como afirma la Resolución, la participación masiva en una buscada organización transversal, y se consideraba necesaria la confluencia con sectores de la ciudadanía no afiliados a partidos políticos. Pero, ¿qué tipo de confluencia se buscaba? ¿Una en igualdad de condiciones entre distintos estratos sociales? ¿Sin siquiera explicitar el necesario protagonismo el proletariado en ella? Al final no encontraron tanto a la ciudadanía sin afiliación como a la que estaba afiliada a una organización de izquierda o simpatizaba con ella, pero en el trayecto extrajeron la ideología desclasada de aquella, de la gente, de los que se oponían a las instituciones, políticos y parlamentos mientras ayudaban a escabullirse de la crítica al empresariado criminal; de los que se sentían parte de los "movimientos" en cuestión.

Estos espacios de confluencia amplios se han buscado en una situación en la que no es un estabilishment político autoritario –más allá de lo que puede serlo una democracia liberal, como he intentado aclarar antesel que está obstaculizando una determinada evolución económica, situación hipotética que quizás y sólo quizás, podría justificar tal alianza, sino que sucede justamente al revés: es una evolución de la dinámica del mercado, en el contexto de la crisis del capitalismo y de esta depresión local en particular, hacia la finiquitación del Estado de bienestar, el que está acabando preventivamente con las libertades democráticas, puesto que cualquier proceso que mire en la dirección de la emancipación del trabajo necesita de las mismas; situación esta última que el capital no ignora y que requiere, si se desea detenerla e invertirla, de un especial papel consciente de la principal víctima del proceso.

La pequeña burguesía y las clases medias que la acompañan, en lugar de defender las rentas salariales, defienden sus (pequeños, o medianos) beneficios capitalistas; en lugar de fomentar el fortalecimiento de las resistencias obreras, que surgen del seno de la contradicción capital-trabajo que se vive en los principales espacios de explotación (mundo laboral), frente a la ofensiva capitalista, promueven el abandono de los sindicatos, su asfixia económica o las huelgas "sin sindicatos" de potencial deriva reaccionaria y patronal. En definitiva, miran hacia el lado opuesto al que lo hacen las clases trabajadoras, y comienzan a cuestionar incluso el asociacionismo obrero de matriz originario más espontáneo, reflexivo y reactivo (sindicalismo en los centros de trabajo, lucha obrera en los barrios, etc), el que surge de la explotación del día a día y que permite construir, sobre sus cimientos, conciencia de clase entre los trabajadores.

Dándose por supuesto –y quizás sea mucho suponer, dada su practicamente nula mención al respecto— que IA intentase entonces sumar apoyos a un movimiento de trabajadores, ¿cómo se esperaba, pues, que fuese esa integración del amplio movimiento ciudadano al mismo, en tales condiciones? ¿Esperaban que esa alianza iba a beneficiar a los trabajadores, a sabiendas de que los estratos inferiores de la burguesía han comenzado incluso a poner en tela de juicio, a pesar de la incredulidad general, uno de sus derechos fundamentales, el de asociación sindical y política?

La antipolítica y el antiparlamentarismo reaccionario ha sido un vehículo para facilitar la adaptación de las instituciones y el funcionamiento del sistema político a las necesidades de los poderosos. En otras palabras: para terminar con derechos y libertades.


2. PREPARACIÓN DEL TERRENO PARA LA CONTINUACIÓN DEL FALSEAMIENTO DEL DEBATE POLÍTICO, NECESARIO EN LA GÉNESIS DE PODEMOS

IA enfatizó, en el apartado a) de la Resolución, la necesidad de practicar la aparición repetida en los medios de comunicación del capital o, en sus palabras, la necesidad de disponer "de una serie de personalidades con proyección mediática", con el objeto de "conectar con sectores de la población de izquierdas insatisfechos con las organizaciones tradicionales, que buscan nuevos referentes políticos transversales alejados de las identidades que dividen a las diferentes corrientes de izquierdas". Vale, la palabra "izquierda" aparece dos veces, en el párrafo del que está extraída la cita, pero no se pretendía que fuesen de izquierda los "referentes políticos" que IA dice que busca la población de izquierdas, y en los que la Secretaría Confederal de IA considera una virtud, sospresa, que estén caracterizados por la transversalidad en lo ideológico.

Es decir, que las personalidades de izquierda que dividían a la izquierda, se convirtieron en un pretexto para buscar una organización y un "líder" que fuera transversal en lo ideológico; derechista y conservador en su antiproyecto social/proyecto antisocial. ¿Por qué no "buscar referentes políticos", en aquel momento, claramente comprometidos con el pensamiento progresista, con la igualdad, con los mecanismos necesarios para avanzar en su conquista, tales como la combinación de teoría y práxis nucleada en torno al ámbito económico (donde reside el origen de la desigualdad) de actuación política, preferiblemente con la reivindicación y puesta en práctica de formas de propiedad socialista (germen de la sociedad sin desigualdad), o comprometidos con la necesidad de concienciar a las masas trabajadoras de la actual división de la sociedad en clases con intereses antagonistas y con la toma de partido por la explotada? En sus objetivos electorales olvidaron por el camino que debían defender a los trabajadores: corrían detrás del 15-M, en lugar de plantarle cara.

El resultado de lo anterior: logran su objetivo de conseguir una organización y un líder transversal: Podemos y Pablo Iglesias Turrión. En un proceso en el que la larga deriva social-liberal y derechista del PSOE se convirtió en una de las explicaciones de que gran parte de la población confundiese lo que era izquierda y derecha –por fagocitación de la primera por la segunda—, la actitud general que finalmente llevó a cabo IA fue la de la omisión de lo que debiera haber sido su labor de clarificación ideológica y, con ello, promover el tercerposicionismo, desviador del rumbo histórico de la izquierda (lo que se venía haciendo hasta ahora pero, esta vez, en un momento crucial) y, en última instancia, negador del único proyecto anticapitalista alternativo verdaderamente duradero, del que derivaría su oposición a un capitalismo del que sólo cuestionan su aplicación/gestión política y económica (neo)liberal, algo que a juicio de este servidor resulta vergonzosamene nefasto por lo que de enrriquecedor tiene para el discurso de la derecha conservadora más autoritaria y menos preocupada por "las formas".

Los medios de comunicación no vieron en ningún momento peligro alguno en convertir en ídolos de masas a quienes lideraran Podemos y la indignación de la que vino –el trío Iglesias-Monedero-Errejón—, simpatizaran con los anteriores –Garzón, o la tránsfuga Tania Sánchez—, o simplemente quienes podían servir puntualmente para lanzar contra (o sustituir por) los que les oponían el carácter de clase –descontando las caras archiconocidas, un par de sillones de los platós de televisión alternaban cada fín de semana entre tertulianos que nadie conocía. Así, y a pesar de la irritación actual de los dirigentes podemitas con los medios de comunicación, estos últimos convirtieron en su día la indignación en (re)cambio político del sistema capitalista, a través de sus manipuladas encuestas previas a las elecciones europeas pasadas o de su omnipresencia en los acalorados "debates".


3. ENFRENTAMIENTO CONTRA LA SOCIALDEMOCRACIA

Otro antecedente, a mi juicio fundamental, del interés de las nuevas candidaturas y de muchos de los "nuevos partidos" e iniciativas (Podemos, Ahora en Común, y también, tras la victoria del proyecto de la Plataforma de Convergencia, liderada por Alberto Garzón, Izquierda Unida) de organizarse en "nuevas" (viejas) formas, también se rastrea en la postura que IA refleja en la Resolución, en la que criticó a IU por su apuesta por "una candidatura "cerrada", en donde solo incorpore a sus aliados territoriales". Añaden: "el fracaso y ruptura de SUMA [antiguo proyecto de convergencia política de IU] vuelve a reflejar la incapacidad de la dirección de IU a la hora de impulsar espacios amplios donde tengan cabida sectores de los nuevos movimientos sociales".

En el apartado d), se habla de que la política de alianzas de IU en Andalucía con el PSOE significaba un viraje hacia la derecha de IU, y ello implicaba que IA debía buscar un espacio a "ocupar a su izquierda, impulsando alternativas anti-régimen, que generen espacios militantes en las calles, en contraste con la política de gestión que propone la burocracia de IU".

La usual diferencia política entre el comunismo y la socialdemocracia, radica en la concesión o no del protagonismo a la lucha extrainstitucional, extraparlamentaria, y nucleada en los centros de trabajo, no por un banal sentimiento antipolítico reaccionario ni por ningún odio visceral antiparlamentarista, sino por la consciencia acerca de la inevitable y necesaria violencia revolucionaria que caracterizará el proceso insurreccional hacia el socialismo. La socialdemocracia, en este sentido, no protagoniza este tipo de lucha.

He tendido a pensar, a este respecto (aunque posiblemente me equivoque en ello), que aquel sector revolucionario caballerista del PSOE, el fundado por Pablo Iglesias el socialista, caminaba entre la admisión explícita de la necesidad de la construcción socialista de la economía y la sociedad –necesidad incorporada en su programa político durante su etapa marxista— pero sin una visión comunista de futuro (sin Estado ni clases; lo que le diferenciaría del PCE de la época, leninista), por un lado, y un proyecto socialista gradualista y bernsteiniano con recurrencia puntual a la acción revolucionaria de la clase trabajadora (lo que le diferenciaría del sector prietista, siempre opositor de los procesos insurreccionales habidos en la década de los 30 en España), por otro lado, supuesto que me interesa retener para plantear una duda, quizás demasiado descabellada (pero creo que clarificadora), con respecto al proceso iniciado por IA antes de su eclosión final en la formación de Podemos: ¿estaba IA defendiendo algún proyecto socialista vía electoral (esto no lo rechazaban, tenían el programa electoral preparado en el citado boletín), en oposición a la "gestión que propone la burocracia de IU", con recurrencia a algún tipo de acción en "las calles" mencionadas?

¿Pero, dónde llaman a la clase trabajadora a protagonizar ese hipotético proyecto? En ningún lado. No es parte de su estrategia. No cabe plantearse, bajo ningún concepto, la referencia que hicieron a "las calles" –en oposición a la "burocracia de IU"— como algún proceso de acción mínimamente transgesor de la legalidad de clase; ni siquiera tenían planteado un futuro de socialismo sobre el que podamos suponer lo anterior; intentar hacerlo sería, como lo estoy haciendo en este instante, buscarle tres pies al gato. Lo de "las calles" venía más a cuento, en realidad, de su ligazón con la "izquierda radical" y su manía de apuntarse a todo lo que se cueza en "las calles". Además, ese ligazón encajaría también con su interés en incluir en la agenda de la izquierda, todavía más, a los "nuevos movimientos sociales", así como con la naturalidad con la que afirman que son las "identidades [las que] dividen a las diferentes corrientes de izquierda". El problema estaba frente a sus narices.

La realidad del paro, la calle, y el hambre, nos hará dejarnos de ilusiones, y nos hará chocarnos de morros contra lo que de verdad importa. Hasta entonces, iremos perdiendo derechos y conquistas.

Por último, ¿es que ocupar espacios a la izquierda de IU consistía en impulsar alternativas "anti régimen"? ¿Fueron en serio tan simples, o es que no me llega el entendimiento? ¿No se define la izquierda y la derecha por la posición ideológica que se adopta, dentro de una gran cantidad de disyuntivas, en lo respectivo a la propiedad, la clase social o la defensa o no de la igualdad humana frente a otros valores, y no por estar contra el "régimen", que se puede estar de muchas maneras, también desde la derecha? Sí se puede: la izquierda parlamentaria socialdemócrata, parte de esas instituciones, ha sido desplazada por la derecha populista, como antes la derecha social-liberal fue desplazada del gobierno por la derecha conservadora-liberal.

Dejo para otra ocasión el tratamiento de sus propuestas de cara a las pasadas elecciones al Parlamento Europeo en 2014, agrupadas en el mismo documento en el que está la Resolución, en un apartado titulado "¡PODEMOS!", ya de por sí bastante esclarecedor, si lo que pretendía aquí era recordar la relación de las organizaciones representantes del trotskismo de la Izquierda Anticapitalista Europea –de la que el NPA francés es miembro— y los movimientos campistas de las plazas y, en última instancia, concienciar sobre cómo las denominadas "izquierdas" trabajan para la derecha.




Referencias:

[1]: Arash (2012, 26 de octubre): "Asistiendo impotentes a las excavaciones de lo que serán nuestras propias tumbas", en la-historia-los-juzgara.blogspot.com.es . http://www.la-historia-los-juzgara.blogspot.com.es/2014/10/asistiendo-impotentes-las-excavaciones.html .

[2]: Gil Scott-Heron (1971): "La revolución no será televisada", en el álbum Pieces of a Man. https://www.youtube.com/watch?v=QnJFhuOWgXg .

[3]: El Mundo (2016, 7 de abril): "'La Noche en Pie': los indignados franceses se extenden a otras ciudades", en elmundo.es . http://www.elmundo.es/internacional/2016/04/06/570508ec268e3e3d3a8b4581.html ,

[4]: LibreRed (2016, 11 de abril): "Manifestantes de la 'Nuit Debout' son desalojados en París", en librered.net. http://www.librered.net/?p=43786 .

[5]: Marat (2011, 13 de julio): "El efecto del 15M sobre la opinión pública", en marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es .http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2011/07/el-efecto-del-15m-sobre-la-opinion.html.

[6]: Público (2016, 1 de abril): "La Nuit Debout vuelve a París", en publico.es . http://www.publico.es/internacional/nuit-debout-vuelve-paris.html .

[7]: iL Centro (2013, 13 de diciembre): "Con una bandiera rossa al presidio dei Forconi", en video.gelocal.it/ilcentro/home . http://video.gelocal.it/ilcentro/locale/con-una-bandiera-rossa-al-presidio-dei-forconi-tensione-a-teramo/21768/21936 . Los que intentan arrebatarle violentamente la bandera comunista probablemente ignoren lo fascistas que son al argüir su motivo: no se permiten banderas políticas en la marcha. Un agente de policía, entre insultos, agresiones y banderas nacionales, termina dando la razón a los fascistas y expulsando al militante del Partido de la Refundación Comunista (PRC).

[8]: El diario (2014, 21 de enero): "Un boletín interno de Izquierda Anticapitalista preparó el terreno a Podemos", en eldiario.es. http://www.eldiario.es/politica/nacimiento-Podemos-candidatura-Pablo-Iglesias_0_220478302.html .

[9]: Marat (2014, 23 de mayo): "¿Cómo lograr que la izquierda trabaje para la derecha con éxito?... para la derecha", en marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es . http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/05/como-lograr-que-la-izquierda-trabaje.html .

[10]: Marat (2015, 6 de junio): "Muerte inminente de IU, la izquierda socialdemócrata", en marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es . http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/06/muerte-inminente-de-iu-la-izquierda.html .


jueves, 7 de abril de 2016

Un grito reflexivo de rabia entre la enfermedad


Por Arash

La dinámica de los cambios coyunturales de las sociedades es probablemente una cuestión importante que debemos de graduar acorde a las exigencias y necesidades del momento, más o menos justa, pero no es una cuestión a tratar a través de las dimensiones de progresía y conservadurismo en el sentido en que lo hacemos con las grandes estructuras y formaciones socio-histórico-económicas, porque es dependiente de estas y está sujeta a los vaivenes, modulaciones y fluctuaciones a las que la determinan dentro del margen de respetabilidad para con ellas.

Es en aquellas grandes estructuras en donde podemos avistar, quizás no únicamente pero sí con más firmeza y claridad que en las coyunturas que dependen de ellas, un sentido en la historia del ser humano hacia "algún lugar".

En la pronta historia, los procesos de transformación social más recientes que han permitido hablar de los mismos como tales y que posibilitaron muchas coyunturas que favorecieron en gran medida a las clases oprimidas, gracias a la moderación (de la desigualdad, de la autoridad), que no desaparición, de los excesos de un sistema criminal, tuvieron como horizonte, e incluso llegaron a ponerla en práctica, la cooperación humana, en medio del caos darwinista al que el poder quiere condenarnos como especie.

En este sentido, a sabiendas de que el horizonte al que cada clase oprimida en la historia cree mirar no ha sido exactamente el mismo, y que a cada momento histórico le corresponde un testigo que los explotados han de llevar consigo y dárselo a las generaciones venideras de oprimidos, los cambios sociales se plantean como transformaciones que buscan y desean mejorar la vida de las sociedades, por mucho que estemos permanentemente sometidos a la infiltración de elementos que tratan de perturbar la orientación inherente de todo cambio social.

Desde que la razón comenzó su lucha contra el dogma, desde que la razón camina por su lado –el dogma lo hace, pues, por el suyo, a paso firme, muy firme—, el horizonte que vislumbramos es uno en el que la sociedad no se pisotea a sí misma y no existe en ella la opresión, que es justamente lo que ocurre en el presente. Las transformaciones sociales, pues, consisten en la dotación de otras formas históricas distintas a las existentes, consisten en re-formas de las estructuras sociales que acerquen a la humanidad hacia tal horizonte de justicia y libertad. Lo contrario es la conservación de las formas, el desistimiento del cambio social, es decir, la negación de la historia, que sólo una sociedad completamente enferma puede confirmar. Un supuesto proceso de cambio social puede tener voluntad tiránica, de poder prosistémico, de imposición de intereses de minorías o hasta particulares, pero habrá de presentarse, si desea hacerse pasar por racional y verdadero, en la ladera que los oprimidos sientan que conduce al horizonte que buscan.

¿Han existido fraudes de este tipo? Por supuesto que sí, a montones. Algunos han sido responsables de enormes genocidios contra la humanidad. Pero todos ellos, de triunfar, sólo logran re-formas en la ideología, en la cultura, en los sistemas políticos, en sus mecanismos electorales, en los dogmas... Hasta el arte está prostituido en la actualidad. Y por supuesto, en la filosofía y demás campos del conocimiento, en aquello que dicta lo que debe ser objeto de la misma y lo que no.

Nunca jamás han logrado estos fraudes cambios sociales, sin embargo, en las estructuras socio-histórico-económicas, porque nacieron para dinamitarlos, y porque sólo tenían la función, al contrario de lo que proclamaban, de conservar la desigualdad y la opresión. Por eso hicieron pasar por cambio social lo que sólo era un cambio cosmético, de la autoimágen de la sociedad de sí misma, que sólo pretendía una desorientación, ocultación, y reforzamiento de aquello que conservaban.

Quienes pensamos que los ciclos de contradicciones sociales alternan, antes de su explosión, entre ciclos más agudos y ciclos más tenues, y que los cambios sociales transcurren, si tienen pretensión de perdurar, a modo de "pequeños saltos", entendemos dos cosas: que la dinámica histórica se intensifica y a veces se acelera en determinados momentos, y que son estos los momentos en los que los oprimidos tienen la fuerza suficiente como para derribar las estructuras opresoras.

En los tiempos en los que las sociedades estaban directamente sometidas a las voluntades de individuos erigidos prácticamente en semidioses, bendecidos por la Iglesia, el aspecto primero que adoptó el cambio social fue el del sometimiento de los soberanos a la norma escrita, después el "cambio de titularidad" de la soberanía. En paralelo, y gracias a la voluntad existente en ellas, las sociedades progresaban con sus luchas internas hacia el horizonte que inauguró la independencia de la razón. Algunos desistieron del cambio social y, agotados, terminaron llamando a su estátus quo democracia.

Los verdaderos progresistas continuaron buscándola. Cogieron aire y continuaron el legado. Sabían que aunque estuviera escrito en un pedazo de papel que los seres humanos eran iguales, aún habían de escribir esa igualdad en la historia; que la democracia tenían que buscarla en la realidad más tangible, la que vivían, la que sufrían, y no en religiones ni instituciones. Y gracias a una mente prodigiosa, que inaugurara la teoría de la praxis, los progresistas aprendieron que la democracia tampoco había de resignarse a ser establecida en la filosofía y el saber.

Desde entonces el horizonte de las sociedades ha estado claro, siempre que excluyamos los momentos en que se han detenido en su camino por la historia. Los explotados comprendieron un día que este se llama socialismo o comunismo, y desde entonces todos los pensamientos que han servido para lograr transformaciones sociales han estado inspirados por él. No hay proyecto socio-histórico-económico más democrático que pueda orientar las luchas del presente.

Hasta que la sociedad volvió a enfangarse en un lodazal de neorreligiones, ilusiones infundadas y dogmas, tan propias de la derecha que no tiene más crisis ideológica alguna que elegir qué forma le conviene para lograr sus objetivos y que lidera, por el momento, los movimientos de la sociedad hacia ninguna parte, que buscan conservar las estructuras de explotación con regeneraciones políticas y morales, culturales, espirituales y nacionales, gracias a los idiotas y pasmaos' de la supuesta "izquierda", tanto la institucionalista, legalista, o su contrario, los fanáticos de las algaradas contra la policía y de las formas violentas, que creen estar todos ellos ante fenómenos de la reforma.

Aunque por el momento son pocos, afortunadamente hay quienes se ocuparon y ocupan pacientemente de pasarnos el testigo a los de hoy, quienes aprendemos de las luchas que ellos han comenzado de nuevo, como lo hacen todas las auténticas luchas en tiempos de crisis ideológica, en la teoría y en la reflexión. Y quizás, es probable, los de mi generación estemos en el otro barrio cuando ocurra, pero si logramos hacer el correspondiente traspaso que hicieron aquellos progresistas que nos inspiran y que jamás desistieron de luchar en cuerpo y alma, y además somos conscientes de tal logro, moriremos un poquito menos infelices, a sabiendas de que poco después la revolución social tumbará todo este orden de dominación de los capitalistas, los verdaderos responsables de la miseria humana de alambradas antipersona, de los guardias fronterizos, de la indiferencia con el género humano, de los que buscan consenso con los ejecutores de las víctimas a las que diluyen en ellos como si nada, de los incendios y derrumbes de fábricas infantiles de las neocolonias, del hambre; los verdaderos responsables de la miseria que sufrieron, sufren, y habrán de sufrir los verdaderos protagonistas de las protestas que, esta vez han estallado en Francia en los últimos días, a los que desean silenciar los culo-carpetas que buscan la transversalidad y la contaminación de sus luchas; los verdaderos responsables de la condición de los oprimidos, los que venden su tiempo por el pan: los culpables de lo que vive la clase trabajadora.