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Espacio de producción propia, reproducción ajena y discusión de teoría analítica sobre estructura, relaciones y cambio sociales, y de difusión de iniciativas y convocatorias progresistas.

viernes, 25 de febrero de 2022

Arrastrados hacia la propaganda

Kiev, 2022. Fuente: DW

Por Arash

¿Se da cuenta o le importa acaso al personal que, en función de la línea editorial, los discursos de una parte de los dirigentes políticos involucrados en este conflicto bélico se retransmiten íntegramente, o bien se presentan fragmentados y retocados según el país de que se trate? Y de ser así, ¿por qué creerá que sucede?

¿Se da cuenta de que hay varias agencias de comunicación distintas además de aquellas a las que pueda recurrir con una frecuencia mayor, y de que todas ellas dependen económicamente y de manera regular de las diferentes fracciones del capital internacional, ya sea mediante la financiación oficial de los gobiernos, porque están subvencionados por estos, o porque los paga diréctamente como Euronews, DW o France24, BBC o NBC, Russia Today, o Al Jazeera? De preguntárselo, ¿creerán que alguno de esos gobiernos representa los intereses de "todo el mundo" de los países y regiones de referencia de los oligarcas o "desinteresados altruistas" que los financian?

Tampoco se debería pretender evaluar la veracidad o la falsedad de las afirmaciones exclusivamente en función de quienes las aseveran. Si algunas de las tendencias ideológicas más peligrosas están tomando fuerza desde hace décadas es, en parte, porque se ha dado la oportunidad de que sean sus líderes actuales quienes se aprovechen de la verdad, sin perjuicio de que la digan a medias junto con mentiras. En este sentido se ha fracasado estrepitósamente al intentar que se entienda que la OTAN lleva mucho tiempo incrementando el número de sus bases hacia todo el globo, el este europeo en particular, porque es un autócrata, corrupto y anticomunista como el presidente Putin quien lo puede decir como para que se oiga.

 Uno de esos pocos líderes conservadores que reconocen el papel protagonista de los soviéticos en la derrota del nazi-fascismo durante la segunda guerra mundial aún setenta años después, es él. Ni De Gaulle, ni Churchil ni nadie que me venga a la cabeza de entre las personalidades principales de la denominada "resistencia exterior" ni tan siquiera en 1945, cuando aún no se había impuesto la versión angloestadounidense de los hechos en Europa. Aquel es inteligente: conecta con una parte del sentimiento antifascista (yo diría que la acción en este sentido es otra cosa; acción no es lo mismo que sentimiento y ni siquiera tiene que haber correspondencia entre este último y las declaraciones, por un lado, y los hechos) y sabe que lo puede emplear en la justificación de los conflictos comerciales.

El despliegue de tropas rusas hacia el interior de Ucrania, de la misma manera que las fuerzas estadounidenses y atlantistas han estado desplegando las suyas todos estos años en las inmediaciones territoriales del estado ruso de la manera más irresponsable, incluso traspasando las fronteras terrestres, marítimas y aéreas como ha sido denunciado en numerosas ocasiones, me parece una noticia muy negativa porque significa una escalada militar y eso nos pone en riesgo a todos de una u otra forma, como resultado de esas pugnas por el gas. 

Las guerras se pagan primero en el frente, y después en retaguardia. En este caso, imagino que es previsible que se incrementen los precios del combustible en los países de la Unión Europa, quizás en unos más que en otros, y por ende, el de otras muchas mercancías. Ya veremos lo que nos viene, en cualquier caso también me parece despreciable la voluntad de imponer a la economía rusa sanciones y la insistencia de otros miserables en endurecerlas, que pagarán tanto los rusos como nosotros.

También es cierto que Ucrania está en guerra desde 2014. Van unos 14.000 muertos, muchos de ellos rusos étnicos que tenían la ciudadanía ucraniana, como consecuencia de los bombardeos y los ataques de infantería terrestre en el Donbás, y en ese caso son las autoridades radicadas en Kiev las que tienen las manos manchadas de sangre ante el silencio generalizado en prácticamente todo el mundo, que es lo que normalmente se suele practicar -el silencio- en relación a casi todas las guerras, violaciones de soberanía territorial, y en general cualquier cuestión de cualquier índole siempre y cuando no interese hablar de ello. La sociedad es como un niño, y el objeto de los medios de comunicación, mover el sonajero.

Me importa poco si encaja o no en la definición de genocidio lo que en esas regiones ha estado sucediendo, siguen siendo vidas humanas que fueron arrebatadas. Donetsk y Lugansk, entre otras, son localidades con decenas de miles de habitantes, con edificios de viviendas, colegios y residencias sobre las que han estado cayendo proyectiles y bombas a lo largo de ocho años, desde que bandas de neonazis organizados y armados, cortejados por miles de ciudadanos (el nacionalismo está demasiado extendido) depusieran el gobierno de 2014. También lo hicieron de manera ilegal y violenta. Pero mucho me temo que las vidas humanas nunca han valido todas lo mismo y en cada sitio nos enteramos de lo que nos cuentan.

Moscú debería retirar sus tropas lo antes posible, y el estado español, que tiene sede aquí, no en Rusia, debería primero negarse a participar en la escalada y no enviar esos militares a los países occidentales limítrofes con Ucrania digan lo que digan los estatutos de la OTAN. Así empiezan las guerras: con las acusaciones mútuas de violar las fronteras de los que terminen siendo beligerantes. El artículo 5 de esa alianza puede ser la excusa para el comienzo de algo de enormes consecuencias. 

No al apostamiento de militares españoles ni en Rumanía, ni en Bulgaria, ni en Polonia, ni en Eslovaquia ni en Hungría. En segundo lugar, debería abandonar de inmediato esa coalición que jamás fue una organización defensiva y ha estado implicada en varios de los últimos grandes crímenes contra la humanidad.