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Espacio de producción propia, reproducción ajena y discusión de teoría analítica sobre estructura, relaciones y cambio sociales, y de difusión de iniciativas y convocatorias progresistas.

viernes, 8 de septiembre de 2023

Capitalismo: cruda realidad con la que hay que acabar

Por Arash

Resulta interesante comprobar cómo en algunas divagaciones "alternativas" de filosofía económica, de corte más bien escéptico y utópico, que no tienen por qué ser atributos opuestos, se afirma categóricamente que no se puede saber el valor de las mercancías. No pretendía referirme pues, en esta ocasión, ni a la escuela austríaca ni a los neoclásicos, aunque ignoro lo que podrían tener en común a parte de que también se acaba negando, como en estas últimas tendencias, la posibilidad de conocer objetivamente lo que vale todo erario cuando adquiere esa doble naturaleza del objeto mercantil.

En cuanto a estos otros individuos que imponen la supremacía de sus perspectivas en las facultades universitarias, que en algún país latinoamericano y en el mundo anglosajón imparten asignaturas o grados de la tramposa pero reveladora denominación de "mercadotecnia" (el viejo determinismo que siempre combatió Marx), declarados defensores de la propiedad capitalista como son, lo que les aleja de la exhaustividad es el supuesto de que el valor dependiera de los propios sujetos implicados en el intercambio. 

Es decir, estos otros sí afirman reconocerlo como objeto de conocimiento... pero parten de la premisa de que resulta de la voluntad de los oferentes y demandantes del mercado, que es el principio vulgar de que se decidiera y atribuyera en función de la utilidad que les reporta, o sea que más allá de unas u otras afirmaciones, vulgares y filosóficas, ambas parecen acabar en el mismo punto, aunque habría que ver cómo y de qué manera.

Por su parte parte, los planteamientos que ahora poníamos en cuestión quizás recuerdan también a las corrientes más radicales de la ya anticuada posmodernidad, por su desalentadora consideración de que la falibilidad epistemológica, posibilidad inevitable para cualquiera de quienes vamos encontrando respuestas sobre el cacao (el orden en su aparente desorden) que sucede a nuestro alrededor, debe suponer renuncia alguna al conocimiento como tal sobre la materia que fuese, en este caso el valor, que no es poco.

Según estos no sería posible de ninguna manera la determinación del valor, porque hay muchos medios de producción, también tenemos las materias primas, y en definitiva sería "demasiado" compleja la combinación de todos estos medios en la actualidad. El problema de este razonamiento, si es que no nos encontramos directamente ante posicionamientos neoprimitivistas que tratasen de estar esbozando alguna manera de "deshacer" esa complejidad social, podría ser precísamente el del fetichismo de la mercancía, que ya denunció agudamente Marx en su obra maestra, El Capital, que no es la única ni mucho menos, sino una fundamental del pensamiento crítico y de lo más recomendable.

Así pues, si no fuera posible la consideración del valor ni desde el punto de vista cualitativo ni, desde luego, desde el cuantitativo, tampoco sería técnicamente posible esa supuesta sociedad que tanto se evoca cuando se dice pretender "un mundo mejor". Es más, el valor es la razón más que suficientemente precisa por la cual el producto laboral no se distribuye a cada cual según su necesidad, por su valor útil o por el servicio que presta si se consume, ni bajo ningún criterio que se le parezca o que contradiga el que rige las relaciones sociales y de producción.

No parece que nos hayamos acercado lo más mínimo, por el momento, a una sociedad sin clases, sin explotación laboral, sin la desigualdad que resulta de ello. De hecho el capitalismo se presenta cada vez menos semejante, si es que cabe recurrir a una misma vara de medir para comparar realidad e hipótesis, a una sociedad organizada de acuerdo a nuestras crecientes necesidades. ¿No se puede conocer? Será entonces que no conocemos eso y ya está, que no es lo mismo.

Si no se pudiera determinar tampoco, supongamos, el valor de uso, es decir la necesidad potencialmente satisfecha de la sociedad, el socialismo no sería siquiera posible en un borrador, en la teoría, ni mucho menos la "fase final" del socialismo, que sería el socialismo en el sentido "pleno", comunista. El socialismo en la teoría es cuando se lo plantea sobre el papel, pero de lo que se trata es de llevar a la práctica la teoría, de tal manera que se pudieran cubrir todas las diversas circunstancias que aquejan en la vida y que bajo las reglas del juego vigentes, tendrán previsiblemente, y por desgracia lo corrobora la experiencia, cada vez menos solución.

Sin embargo, en Marx y en el marxismo, que no significan lo mismo, están claros los conceptos: el valor es algo muy real, como las personas y sus carencias materiales, el agua dulce del mundo que se está privatizando, el dinero con el que pagas las facturas de la luz que ya es mercancía desde hace mucho, o la plusvalía que produces a los dueños que te explotan, eso cuando no estás desempleado a tiempo parcial, de manera discontinua o de larga duración.

Por eso es tan disparatadamente absurdo pretender despatologizar enfermedades mentales como el antinatalismo, dejar de beber agua, olvidarse de que existe el dinero o sencillamente ignorar el valor, con alguna mala excusa acorde a nuestros tiempos. Huelga decir que cada uno es muy libre, faltaría más, de escoger sus lecturas y sus referencias, eso es un requisito indispensable del librepensamiento.

Y por fortuna, dentro de lo malo de vivir en este sistema de mierda, y sin intención de que esto sea tomado por nadie como pretexto para no organizarse ni aplicar esos aprendizajes con los que más nos vale ser coherentes, lo cierto es que disponemos de herramientas para comprender este y el valor de la mejor manera posible.