Por Arash
Se trata con la geopolítica de una disciplina repugnante, inseparablemente vinculada al mantenimiento o bien búsqueda de tutelajes o padrinazgos, a veces mejor disimulados, en tales o cuales superpotencias de lo que un día fue referido, por algunos sociólogos y economistas, con el nombre de "sistema-mundo".
Tanto si ello tiene lugar de manera internacionalmente cruzada o, por el contrario, el seguidismo que uno observa se queda en el propio polo global del país de pertenencia, lo que ahora nos importa retener es que la geopolítica necesita siempre de una plena subordinación hacia los intereses de las clases dominantes, porque esos intereses y no otros son los que se encargan de hacer valer a través de cualquiera de las alianzas interestatales, en cualquiera de los bloques comerciales, cualesquiera que sean los centros con respecto a los que graviten: EE.UU., Rusia o China.
En todo ello también es fundamental el sector mediático, porque se debe ir imponiendo la ideología dominante en que se justifique el ciclo de acumulación en cada fase, y ese complejo audiovisual juega un papel importante en esa tarea. La censura recíproca de algunas de las principales agencias de noticias no detiene el proceso, porque éste comienza en cada parte y además, también están las plataformas digitales, por las que se difunde y acepta la mayor parte de la porquería que luego reproducen los medios.
La posición que se adopta ante determinados retos globales no sólo tiene que ver con lo anterior, sino también con la incompetencia del movimiento comunista que queda del pasado siglo veinte. Es evidente la responsabilidad que hay en las tradiciones dogmáticas que continúan, porque al haberse refugiado durante décadas en ideas acabadas, en lugar de haberse querido enrriquecer desde la perspectiva histórica, terminaron cayendo en el más patético etapismo.
Así se facilitó una injusta manipulación del enfoque macroeconómico y de largo plazo. Ahora ya está acabado el Ciclo de Octubre desde hace mucho tiempo, y lo que se proyecta sólo es el socialismo simulado que imaginan ciertos grupillos y partidillos, de presencia más bien virtual.
Va calando la idea: el mundo está esencialmente dividido en patrias y naciones
Esa nefasta idea esconde tras de sí una larga involución social y política, y vaticina el retorno a la incivilización. Ha sido aceptada como propia por una parte importante de la población. Será complicado, aunque no imposible, combatir a partir de aquí a todos los enemigos de clase que encuentran en sus ocurrencias, rebuscadas maneras de enmascarar las más viles consecuencias de la crisis económica, para presentarlas como si fueran un avance en nuestro favor.
Ningún marxista se colgaría esa medalla cuando, con la mirada adecuada, se revela pronto que todo se sigue yendo a la mierda, como casi siempre ha sucedido. Infundir una determinación de lucha no exime tampoco de la posibilidad de sujetarse siempre a un diagnóstico serio sino al contrario, lo necesita. Y menos todavía permitiría aquel que se confundiera el proyecto que defendemos, expuesto en el Manifiesto de 1848, con las políticas que nos imponen el capital y sus gobiernos.
La necesidad que tienen ciertos segmentos ideológicos de inventarse con urgencia algún éxito que ofrecer a las potenciales audiencias que aspiran a pastorear, no vaya a ser que se les reconozca su insignificancia, les conduce incluso a concebir las homicidas políticas migratorias restrictivas que se están llevando a cabo en Europa y otros lugares de tal manera que, si éstas se profundizasen, porque en realidad ya se están implementando, se trataría entonces de una "mayor" ventaja estratégica que con respecto a todas las que de hecho no han parado de arrebatársenos. ¿Qué es lo que hay que fumarse para aceptar eso?
Por mucho que disfracen el derrotismo quienes así lo consideran, el síntoma claro del fracaso es la inexistencia de asociaciones en la actualidad, que fueran de clase y mantuvieran autonomía con respecto a los aparatos capitalistas, los Estados y los creadores de opinión, única manera de hacer frente y organizar una resistencia, que también debe ser para denunciar las políticas que persiguen o criminalizan la inmigración y buscar, en su lugar, el establecimiento de puentes por encima de nacionalidades legales y étnicas.
Si partimos del carácter periódico o recurrente de la crisis y las convulsiones del ciclo, éstas han de tener sus respectivas manifestaciones en el comportamiento de los principales indicadores económicos. Es por la consideración de la ganancia, en el marco en el que se relacionan productores directos y medios productivos, que se puede constatar el engarzamiento o acoplamiento de los períodos expansivos y de contracción.
Desde el punto de vista de las matemáticas aplicadas, en el anterior encadenamiento tenemos que el límite hacia el que evoluciona la ganancia, por la utilización que se hace de la máquina y las tecnologías, sería el de un punto algebraicamente hipotético. Si agregamos entonces el análisis comparado de distintos ámbitos, merece la pena tener en mente una de las leyes que han llegado a ser expuestas con meridiana claridad, porque se desmontan en ella las bulerías que otros se dedican a difundir. A saber, toda asimetría en la distribución de valor se ha de compensar necesariamente a escala del sistema en el ámbito de que se trate.
Por lo que respecta a las clases trabajadoras en particular, esto anterior resulta congruente con dos hechos. El primero es que, en los países dependientes y menos desarrollados, el ritmo al que se extrae y se apropia de plusvalías es mayor, en esos términos comparados. Y el segundo es que en el dinero que se recibe en concepto de salario, se expresan ciertos mecanismos por los que las clases dirigentes que pugnan en el mercado mundial de bienes o servicios, no compiten más que por sus propios intereses.
Las influencias del poder capitalista se dejan notar en las decisiones gubernamentales, incluidas en lo relativo a la política migratoria. Pero de entre lo que más merece atención sobre los rojipardos, es lo que hacen algunos de ellos para ir colando su mierda fascista a los más incautos y desprevenidos, y es entre otras cosas el presentar su "solución definitiva" como si fuera por el bien de todos esos desplazados, a los que no contabilizan en sus planteamientos porque, si por ellos fuera, les dejarían morir a todos ahogados o deshidratados.
A quienes así proceden en sus razonamientos me gustaría verles metidos en una embarcación con agujeros y que les dijeran que van rumbo a la Atlántida, a ver si llegan o no a aquella isla de la mitología platónica que se encontraría hundida en el fondo del océano. Puede que entonces se pensaran al menos dos veces el proponer para otros lo que, estoy completamente seguro, no querrían para ellos mismos.
Lo que persiguen en su repetición mecánica de lo que decidieron creer, con independencia de si lo hacen o no de forma consciente, es dejar ideológicamente desarmadas a las clases trabajadoras y populares. El "esquema" que van haciendo suyo quienes promueven mayores restricciones fronterizas, y ello incluye insisto lo relativo a la inmigración, no es más que una manipulación de lo que tergiversan con impunidad, porque las ideas preconcebidas desde las que parten les vuelve incapaces de conocerlo.
Se han inventado una pseudoteoría paraeconómica, por si no hubiera ya pocos curanderos y naturópatas, con la que encima persiguen legitimar la política criminal que defienden, y que atenta no ya contra la calidad de vida de esos explotados y oprimidos, sino contra su integridad física, porque lo que se están jugando éstos últimos, en cuanto empiezan el periplo, ya es la propia vida como tal, eso cuando no estaban ya en riesgo en sus países de origen. En el desarrollo profundo y a futuro de la actual fase neoliberal, lo que vendría después si no lo consiguiéramos impedir, ni se le parecería a lo que se desprende de sus disparatadas "interpretaciones".
Existe un remedio para no terminar en el regazo de quienes promueven y aplauden la esencia de medidas como las impulsadas y sostenidas por Giorgia Meloni o Viktor Orbán. Es mantenerse lejos de prejuicios fascistas y hacer, en su lugar, una lectura comprensiva de los textos, que no es lo mismo que repetir citas como si fueran mandamientos, ni que echar el vistazo rápido de un borracho drogado.
Según ellos, lo que sucedería es que los trabajadores nacionales de los países de acogida verían reducido su salario real debido a la inmigración, pero al mismo tiempo, la restricción de las fronteras tendría lugar "por el propio bien" de quienes intentasen traspasarlas. Y lo creen y afirman convencidos, a pesar del flagrante embuste de que los inmigrantes que no las alcanzasen se quedarían íntegramente, según parece, disponibles para ser empleados en aquellos lugares que abandonan, o donde sea que vayan quedando algunos por el camino, sin poder escapar.
Mi problema no es con la ignorancia, puesto que ninguno nacemos con una flor en el culo, sino con la pretensión de hacer de ella algo sobre lo que predicar, cuando mejor harían simplemente en cerrar sus canales, cuentas y podcast de las redes sociales. Sé que no lo harán porque así como se hace en la religión y en el nacionalismo, lo suyo es aprovechar lo desconocido para divulgar relatos ficticios. Pero entonces estamos hablando de harina de otro costal porque eso conduce a lo más abyecto de nuestra especie.
Si uno aparta la basura que le meten otros en su cabeza, no es difícil saber con qué desenlace y opción se corresponde la interposición de trabas legales y administrativas que dificultan la obtención de permisos de trabajo y residencia, de barreras en las rutas marítimas y en los países de tránsito, los acuerdos con estados-tapón como el reino alauí de Marruecos, o la sustitución de la vigilancia de tipo humanitario por la de los policías y los guardacostas.
Las lociones para calvos que venden no se corresponden con las históricas barricadas internacionalistas, sino más bien con las de una especie nacionalista de "internacionalismo", que se encuentra justo hacia el otro lado del teatro de operaciones, siguiendo con la metáfora miliciana de una supuesta lucha de clases. Cada ajuste resultante de las políticas migratorias, económicas y represivas, tiene como fundamento último la rentabilidad, es decir, las expectativa de apropiación de la ganancia.
Ese conflicto, el que sirve para combatir todos los otros con los que nos dividen, es incompatible con lo que previsiblemente viene tras esa confederación de prostitutas políticas al servicio de una de las caras del imperialismo, o en paralelo suyo, pero que no será mejor opción: el cuadro aquel de una Europa asquerosamente pintarrajeada con los colores del trapo de cada patria, tanto de las que ya tengan algún Estado propio al que adorar, como las que se pretendieran encontrar en un futuro para que los idiotas quedasen encandilados.
Sin que me haga falta entrar a pormenorizar diversas circunstancias, la devaluación de nuestros ingresos ha de seguir ahondándose, antes o después, mientras continúan obstaculizándose cada vez más las entradas o incluso si crecieran las deportaciones, porque la explicación de la pérdida de la capacidad adquisitiva es el acto de crear o añadir valor: he ahí el interés en mantener desocupada la reserva laboral. El cierre fronterizo no es ninguna transgresión del capitalismo, ni siquiera del capitalismo globalizado porque no atenta contra su base económica, sino la continuación lógica en la que se prolongan sus consecuencias.
Incluso si se trataran de gestores o funcionarios en el marco de una economía estatizada, a quienes personifican la propiedad en consideración no les interesa que lleguen más inmigrantes si la amenaza de recesión, constante y persistente, no permite un balance de mercado suficiente. De hecho en los círculos neoliberales se pretenden obscenos cálculos precisamente de ello. La intención de revertir la evolución bajista del salario mediante actuaciones encaminadas hacia esa circulación, con independencia de que se trate de países comunitarios, con Estados miembros, o entre la UE y su exterior, o entre Estados europeos que fueran extracomunitarios, sólo es parte de la misma patraña de siempre.
Uno de los ejemplos más radicales pero obvios fue la siniestra finalización, en el año 2014, de la antigua operación italiana Mare Nostrum, que sería reemplazada por otro "plan" financiado con el equivalente a 1/3 del presupuesto del anterior. A no tardar demasiado fue acompañado por la creación, en Albania, de dos centros de detención (Schengjin y Gjader) que tienen un claro objetivo: servirle a uno de los varios gobiernos europeos, el de la nieta del dictador que colgaron los partigiani, Giorgia Meloni, para eludir las disposiciones establecidas en el derecho comunitario e internacional, en materia de refugio y asilo. Todo juega en favor del capitalismo.
Unos casi 6 millones de euros mensuales es un montón de dinero que emplear de manera productiva, y no para salvarles la vida y que se les pueda prestar una ayuda a todos esos navegantes que cruzan mares, después de haber atravesado desiertos, para luego entre alambres saltar vayas, y tras haber pasado por jaulas, si es que la macabra odisea no termina para ellos con la retención al conseguir llegar a Europa, que puede acabar muy fácilmente en su deportación. De ahí la operación Tritón.
Seguramente, el mencionado especialista checoslovaco en sociología podría ser actualizado por diversas razones, como la trayectoria reaccionaria de eso que en algún momento se volvió lo que denominó una "ideología defensiva", prolongándose más allá del siglo veinte hasta el presente. Pero al menos Kühnl sí distinguía y criticaba esa tendencia, al contrario de lo que hacen determinados prometeos del youtube, supermanes del teclado y embaucadores de los podcasts, que es alimentarla desde el horizonte hacia el que la van avanzando, ellos y quienes la profesan.
La intención de los rojipardos, y en general de los socialpatriotas, es la de instrumentalizar los restos del ya extinto modelo welfarista en un sentido abiertamente excluyente. Eso no va a servir más que para tratar de camelar a una parte de los trabajadores europeos durante un brevísimo período de tiempo. Han pervertido el significado de los conceptos de seguridad y de protección para llevarlos a su molino, que será lo mismo el de las reinversiones en el negocio armamentístico, que el del blindaje legal y físico de las fronteras.
Una parte son autoproclamados comunistas y socialistas sugiriendo, al mismo tiempo, que lo suyo tiene algo que ver con el comunismo y el socialismo. Ese es todo el daño que hacen. Tengo otros adjetivos y dedicatorias para definir a todos estos prendas de las redes sociales a los que me refiero, pero ya me los escucharán seguro en otra ocasión, porque en este caso he decidido respetar al esporádico lector que haya tenido la paciencia de llegar hasta el final.
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