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Espacio de producción propia, reproducción ajena y discusión de teoría analítica sobre estructura, relaciones y cambio sociales, y de difusión de iniciativas y convocatorias progresistas.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Boikot a la convocatoria de la Coordinadora 25S

Por Arash


Si fuese un ingenuo, pensaría que cuando la Falange Española decía en su manifiesto fundacional, en 1933, que debían “desaparecer los partidos políticos”, porque a su juicio eran “instrumentos intermediarios y perniciosos” para la “democracia” que ellos también decían buscar, y cientos de miles de españoles les apoyaron electoralmente a ellos y a la CEDA, al igual que 14 millones de alemanes votaron al NSDAP u otros tantos millones recibieron con aplausos al Duce en Italia en su Marcha sobre Roma, pensaría que las neuronas de todos aquellos –entre los que había una inmensa cantidad de afectados y empobrecidos por la crisis económica de entonces, aunque no eran dichas opciones políticas precisamente exclusivas de esos sectores populares precarizados– que les brindaron su apoyo tendrían algún tipo de ataque nervioso que les hizo apoyar esas opciones autoritarias y fascistas, y no me cabría en la cabeza cómo fue posible ese “giro” antidemocrático de parte la sociedad española.
Por el contrario, no hubo ningún “giro” antidemocrático que propiciara la llegada al poder a Hitler o a Mussolini, sino que “ya se estaba mirando en esa dirección antidemocrática”: a lo largo de los años anteriores al ascenso del fascismo, se iban agudizando en esa parte de la sociedad ideas “perniciosas” sobre la “clase política” y voluntades unitaristas de lucha contra aquella, a la que tildaban de “casta”, plasmadas en populismos y nacionalismos, se iban conceptualizando ideas como la “regeneración política” necesaria para cambiar, a sus ojos, el “sistema” y la “partitocracia”, y se iba extendiendo y focalizando ese irracionalismo antipolítico hacia las instituciones legislativas, hacia el parlamento –los falangistas lo llamaban “revolución nacional”–.
A los asesinatos de anarquistas, comunistas, y socialistas; de sindicalistas de CNT y de UGT por parte de militantes falangistas en la década de los 30, también le precedió una demonización del sindicalismo, que a ojos de ellos también eran instrumentos “perniciosos” para la “unidad nacional”. El régimen nacional-sindicalista acabaría con las reivindicaciones obreras y con el sindicalismo durante muchos años después, mediante represión y violencia
Y toda esa palabrería barata actualizada a pesar de que la única casta que existe en España, es la monarquía, no los partidos políticos; a pesar de que el poder no es de los partidos políticos, como afirman los que dicen que luchan contra la partitocracia –¿la reforma laboral del PP viene a cuento de su condición de partido político? ¿se abarata el despido, facilita la “flexibilidad laboral”, se eliminan las pensiones de los jubilados, por la condición de partido político?–, sino de quienes poseen las fuentes de riqueza y se organizan en patronales –que son para los que gobierna el PP–; a pesar de que los políticos no son ninguna “clase”, sino que es más correcto decir que los partidos que han gobernado últimamente en España –no muchos, por cierto– son representantes de una clase en concreto, y no es la trabajadora precisamente; a pesar de que es imposible que quienes se aprovechan del brutal retroceso de derechos laborales, sean amigos de sus víctimas –a no ser que sufran estas últimas la enfermedad mental conocida como síndrome de Estocolmo–.
Pero siempre es más fácil, superficial, y está al alcance de cualquiera, echarle la culpa a “los políticos”, y a los “sindicatos”. Y aquí el papel de las empresas de comunicación y sus decisiones de dar visibilidad y propaganda a ciertos “movimientos” y discursos –y no darlas a otras–, condicionadas por los poderes económicos a los que sirven, es olvidado o ignorado a propósito.
Desde 2008 nos enfrentamos al mismo panorama, en general, que sucedió en aquellos años anteriores al ascenso al poder de los fascistas.
La Marea Roja, ese grupo ciudadano que dijo en su día que hay 445.000 políticos en España –mentira–, y que sobran –a su divino criterio– 375.000. Empresarios defraudadores a hacienda, sobornos empresariales y posteriores compras ilegales de programas políticos (privatizaciones de sectores públicos, por ejemplo)… esa gente no sobra para “Marea Roja”. Ahora que se hace evidente a quienes obedecen radicalmente el PP y a quienes obedecen sin remordimientos el PSOE; ahora que se hace evidente quien tiene el poder realmente, a “Marea Roja” se le ocurre proponer concentrar todavía más el poder político en menos políticos, elegidos a dedo por ellos.


Aquella parte fundadora de Democracia Real Ya! (DRY) –organización con un manifiesto que afirma ser incluyente con la izquierda y con la derecha, lo que llevó coherentemente a algunos de sus miembros a instar a la ultraderecha, considerados como amigos, a que se uniese a ellos; esa posición respecto a la izquierda y a la derecha, es básica en el falangismo–, la Asociación Nacional de Desempleados (ADESORG), que llamó públicamente al esquirolaje de la penúltima Huelga General del 29 de Septiembre en una conferencia, y se distrubuyó panfletos para ello, porque la huelga sólo servía como “lavado de cara para los sindicatos”.
Son motivos que hacen que cualquiera que sea consciente de que la Huelga es un derecho internacional, que les costó sangre a sus luchadores que fuera incluido en las constituciones modernas –aunque algunos, como las cúpulas de UGT y CCOO no los utilicen, y cuando no les queda más remedio recurran a ello para no perder legitimidad que tengan entre sus afiliados–; que cualquiera que entienda que los mineros que en Julio de 2012 aparecieron, tras cientos de kilómetros andados, en Madrid, estaban en muchos casos afiliados a UGT y CCOO, además de la afiliación de los trabajadores a la otra cantidad de sindicatos de clase existentes; sienta fuego en las venas al ver ese claro ataque a la huelga y al sindicalismo, con el que la patronal está encantadísimo.
En una ventana –supongo que sería su sede, o quizás de un simpatizante suyo– me encontré un cartel de DRY. Decía así:
Los bancos y las energías fósiles son el problema. Los políticos y los sindicatos forman parte del problema (si no son una solución… también son un problema), quieren que nosotros paguemos todo mientras ellos siguen igual, ¡o mejor!. Son felices con tu pasividad y tu silencio. ¿Cuánto más vas a dejar que te quiten? ¡Que se vayan del país ellos, no tu!. Fuera chorizos. Democracia Real Ya!
Así que esto es lo que piensan los DRY que justificó que una parte fundadora suya –la ADESORG– llamase al esquirolaje días antes de la Huelga General del 29-S.
Su tercerposicionismo ideológico manifestado les llevó también a otros tantos a llamar “amigos” al Nudo Patriota Español y decir que se uniesen a ellos; el NPE fue parte de la manada de fascistas que asaltaron la biblioteca catalana.
Y quizás también pensarían algo por el estilo la Asamblea de Medio Ambiente de Sol del 15M, que apoyaron la reconversión industrial de la minería y se ganaron una dura respuesta de la Asamblea del 15M de Mieres –pueblo minero asturiano de tradición comunista–, que se sintió literalmente –y con razón– decepcionada de tal ataque a los mineros.
¿Qué se vayan los políticos y sindicatos fuera del país? Miedo me da si DRY hubiera conseguido el 25 de Septiembre de 2012 “asaltar y ocupar el Congreso”.
Y como dijeron públicamente aquellos fundadores de Democracia Real Ya!, la ADESORG, llamando al esquirolaje de la huelga de trabajadores, ahora digo yo, respecto a la convocatoria para el 4 de octubre para rodear nuevamente el Congreso: 
"yo a qué voy??"

Si en una democracia burguesa, es decir en un sistema político democrático bajo el capitalismo, la democracia ya está bastante limitada por los poderes económicos y la patronal, proponer la concentración de poderes, la reducción del número de políticos y la criminalización de los partidos politicos bajo acusaciones y comparaciones con la nobleza absolutista, sólo es el sueño de los capitalistas que sueñan con la dictadura fascista; sólo es el señalamiento y el camino hacia las formas de dictadura del capital más crueles.

Boikot a la llamada de la Coordinadora 25S el 4 de octubre a rodear el Congreso de los Diputados.

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