Por Arash
Si fuese un ingenuo, pensaría que cuando la Falange Española decía en su manifiesto fundacional, en 1933, que debían “desaparecer los partidos políticos”, porque a su juicio eran “instrumentos intermediarios y perniciosos” para la “democracia” que ellos también decían buscar, y cientos de miles de españoles les apoyaron electoralmente a ellos y a la CEDA, al igual que 14 millones de alemanes votaron al NSDAP u otros tantos millones recibieron con aplausos al Duce en Italia en su Marcha sobre Roma, pensaría que las neuronas de todos aquellos –entre los que había una inmensa cantidad de afectados y empobrecidos por la crisis económica de entonces, aunque no eran dichas opciones políticas precisamente exclusivas de esos sectores populares precarizados– que les brindaron su apoyo tendrían algún tipo de ataque nervioso que les hizo apoyar esas opciones autoritarias y fascistas, y no me cabría en la cabeza cómo fue posible ese “giro” antidemocrático de parte la sociedad española.
Si fuese un ingenuo, pensaría que cuando la Falange Española decía en su manifiesto fundacional, en 1933, que debían “desaparecer los partidos políticos”, porque a su juicio eran “instrumentos intermediarios y perniciosos” para la “democracia” que ellos también decían buscar, y cientos de miles de españoles les apoyaron electoralmente a ellos y a la CEDA, al igual que 14 millones de alemanes votaron al NSDAP u otros tantos millones recibieron con aplausos al Duce en Italia en su Marcha sobre Roma, pensaría que las neuronas de todos aquellos –entre los que había una inmensa cantidad de afectados y empobrecidos por la crisis económica de entonces, aunque no eran dichas opciones políticas precisamente exclusivas de esos sectores populares precarizados– que les brindaron su apoyo tendrían algún tipo de ataque nervioso que les hizo apoyar esas opciones autoritarias y fascistas, y no me cabría en la cabeza cómo fue posible ese “giro” antidemocrático de parte la sociedad española.
Por el contrario,
no hubo ningún “giro” antidemocrático que propiciara la llegada
al poder a Hitler o a Mussolini, sino que “ya se estaba mirando en
esa dirección antidemocrática”: a lo largo de los años
anteriores al ascenso del fascismo, se iban agudizando en esa parte
de la sociedad ideas “perniciosas” sobre la “clase política”
y voluntades unitaristas de lucha contra aquella, a la que tildaban
de “casta”, plasmadas en populismos y nacionalismos, se iban
conceptualizando ideas como la “regeneración política”
necesaria para cambiar, a sus ojos, el “sistema” y la
“partitocracia”, y se iba extendiendo y focalizando ese
irracionalismo antipolítico hacia las instituciones legislativas,
hacia el parlamento –los falangistas lo llamaban “revolución
nacional”–.
A los asesinatos
de anarquistas, comunistas, y socialistas; de sindicalistas de CNT y
de UGT por parte de militantes falangistas en la década de los 30,
también le precedió una demonización del sindicalismo, que a ojos
de ellos también eran instrumentos “perniciosos” para la “unidad
nacional”. El régimen nacional-sindicalista acabaría con las
reivindicaciones obreras y con el sindicalismo durante muchos años
después, mediante represión y violencia
Y toda esa
palabrería barata actualizada a pesar de que la única casta que
existe en España, es la monarquía, no los partidos políticos; a
pesar de que el poder no es de los partidos políticos, como afirman
los que dicen que luchan contra la partitocracia –¿la reforma
laboral del PP viene a cuento de su condición de partido político?
¿se abarata el despido, facilita la “flexibilidad laboral”, se
eliminan las pensiones de los jubilados, por la condición de partido
político?–, sino de quienes poseen las fuentes de riqueza y se
organizan en patronales –que son para los que gobierna el PP–; a
pesar de que los políticos no son ninguna “clase”, sino que es
más correcto decir que los partidos que han gobernado últimamente
en España –no muchos, por cierto– son representantes de una
clase en concreto, y no es la trabajadora precisamente; a pesar de
que es imposible que quienes se aprovechan del brutal retroceso de
derechos laborales, sean amigos de sus víctimas –a no ser que
sufran estas últimas la enfermedad mental conocida como síndrome de
Estocolmo–.
Pero siempre es
más fácil, superficial, y está al alcance de cualquiera, echarle la
culpa a “los políticos”, y a los “sindicatos”. Y aquí el
papel de las empresas de comunicación y sus decisiones de dar
visibilidad y propaganda a ciertos “movimientos” y discursos –y
no darlas a otras–, condicionadas por los poderes económicos a los
que sirven, es olvidado o ignorado a propósito.
Desde 2008 nos
enfrentamos al mismo panorama, en general, que sucedió en aquellos
años anteriores al ascenso al poder de los fascistas.
La Marea Roja,
ese grupo ciudadano que dijo en su día que hay 445.000 políticos
en España –mentira–, y que sobran –a su divino criterio–
375.000. Empresarios defraudadores a hacienda, sobornos empresariales
y posteriores compras ilegales de programas políticos
(privatizaciones de sectores públicos, por ejemplo)… esa gente no
sobra para “Marea Roja”. Ahora que se hace evidente a quienes
obedecen radicalmente el PP y a quienes obedecen sin remordimientos
el PSOE; ahora que se hace evidente quien tiene el poder realmente, a
“Marea Roja” se le ocurre proponer concentrar todavía más el
poder político en menos políticos, elegidos a dedo por ellos.
Aquella parte
fundadora de Democracia Real Ya! (DRY) –organización con un
manifiesto que afirma ser incluyente con la izquierda y con la
derecha, lo que llevó coherentemente a algunos de sus miembros a
instar a la ultraderecha, considerados como amigos, a que se uniese a
ellos; esa posición respecto a la izquierda y a la derecha, es
básica en el falangismo–, la Asociación Nacional de Desempleados
(ADESORG), que llamó públicamente al esquirolaje de la penúltima
Huelga General del 29 de Septiembre en una conferencia, y se
distrubuyó panfletos para ello, porque la huelga sólo servía como
“lavado de cara para los sindicatos”.
Son motivos que
hacen que cualquiera que sea consciente de que la Huelga es un
derecho internacional, que les costó sangre a sus luchadores que
fuera incluido en las constituciones modernas –aunque algunos, como
las cúpulas de UGT y CCOO no los utilicen, y cuando no les queda más
remedio recurran a ello para no perder legitimidad que tengan entre
sus afiliados–; que cualquiera que entienda que los mineros que en
Julio de 2012 aparecieron, tras cientos de kilómetros andados, en
Madrid, estaban en muchos casos afiliados a UGT y CCOO, además de la
afiliación de los trabajadores a la otra cantidad de sindicatos de
clase existentes; sienta fuego en las venas al ver ese claro ataque a
la huelga y al sindicalismo, con el que la patronal está
encantadísimo.
En una ventana
–supongo que sería su sede, o quizás de un simpatizante suyo–
me encontré un cartel de DRY. Decía así:
“Los bancos
y las energías fósiles son el problema. Los políticos y los
sindicatos forman parte del problema (si no son una solución…
también son un problema), quieren que nosotros paguemos todo
mientras ellos siguen igual, ¡o mejor!. Son felices con tu pasividad
y tu silencio. ¿Cuánto más vas a dejar que te quiten? ¡Que se
vayan del país ellos, no tu!. Fuera chorizos. Democracia Real Ya!”
Así que esto es
lo que piensan los DRY que justificó que una parte fundadora suya
–la ADESORG– llamase al esquirolaje días antes de la Huelga
General del 29-S.
Su
tercerposicionismo ideológico manifestado les llevó también a
otros tantos a llamar “amigos” al Nudo Patriota Español y decir
que se uniesen a ellos; el NPE fue parte de la manada de fascistas que asaltaron la biblioteca catalana.
Y quizás también
pensarían algo por el estilo la Asamblea de Medio Ambiente de Sol
del 15M, que apoyaron la reconversión industrial de la minería y se
ganaron una dura respuesta de la Asamblea del 15M de Mieres –pueblo
minero asturiano de tradición comunista–, que se sintió
literalmente –y con razón– decepcionada de tal ataque a los
mineros.
¿Qué se vayan
los políticos y sindicatos fuera del país? Miedo me da si DRY
hubiera conseguido el 25 de Septiembre de 2012 “asaltar y ocupar el
Congreso”.
Y como dijeron públicamente aquellos fundadores de Democracia Real Ya!, la ADESORG, llamando al esquirolaje de la huelga de trabajadores, ahora digo yo, respecto a la convocatoria para el 4 de octubre para rodear nuevamente el Congreso:
"yo a qué voy??"Si en una democracia burguesa, es decir en un sistema político democrático bajo el capitalismo, la democracia ya está bastante limitada por los poderes económicos y la patronal, proponer la concentración de poderes, la reducción del número de políticos y la criminalización de los partidos politicos bajo acusaciones y comparaciones con la nobleza absolutista, sólo es el sueño de los capitalistas que sueñan con la dictadura fascista; sólo es el señalamiento y el camino hacia las formas de dictadura del capital más crueles.
Boikot a la llamada de la Coordinadora 25S el 4 de octubre a rodear el Congreso de los Diputados.
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